INFORMACION DE MARRUECOS Sergi Reboredo acceso a Marruecos
En un principio los habitantes de la región habían subsistido gracias a las actividades agrícolas como el cultivo de almendros, erguén, palmeras, trigo y cebada, pero el escaso beneficio de éstas trajo consigo que muchas personas emigraran en busca de un mejor futuro. Hoy el panorama es algo más alentador ya que el turismo se ha incrementado considerablemente haciendo que la economía local comience a recuperarse lentamente. Los bereberes, y sus construcciones. Los bereberes constituyen un 40% de la población de Marruecos. Su lengua es el bereber, una rama de la familia lingüística afroasiática y comprende unos 300 dialectos estrechamente emparentados. Se trata sobretodo de una lengua hablada, ya que rara vez se utiliza para escribir.  Las típicas construcciones bereberes edificadas con ladrillos de adobe y tejados planos apenas han variado a lo largo de los siglos. Las viviendas, ubicadas en las montañas del Atlas, se levantan a una altura de tres o cuatro plantas dependiendo del número de personas que compongan la familia.
     
Estas edificaciones, a pesar de su apariencia de fragilidad, se han mantenido en pie durante muchísimos siglos, habiendo pasado por penurias de todo tipo: epidemias, hambrunas, ataques enemigos... Durante estos periodos algunas familias abandonaban los poblados para refugiarse en las montañas y volver a ocupar sus viviendas en tiempos más indulgentes. En el centro del pueblo se encuentran varias tiendas regentadas por berebers y repletas de multitud de somarruecouvenirs, antigüedades, arte, ropa y todo un amplio abanico de objetos elaborados a mano. Una de estas tiendas es La Maison Touareg, que se encuentra cerca del Zoco, y en ella podemos encontrar infinidad de alfombras para todos los bolsillos. En el centro del pueblo se encuentran varias tiendas regentadas por berebers y repletas de multitud de souvenirs, antigüedades, arte, ropa y todo un amplio abanico de objetos elaborados a mano. Una de estas tiendas es La Maison Touareg, que se encuentra cerca del Zoco, y en ella podemos encontrar infinidad de alfombras para todos los bolsillos. El mercado del centro urbano es el mejor lugar para comprar las típicas babuchas de piel. No suelen costar más de 60 dirhams, y sus colores son amarillo par los hombres y rojas para las mujeres.  En las tiendas del Zoco las mujeres se reúnen en la mañana para vender sus mercancías, entre las que destacan el aceite de oliva y de erguén, especias, ropa, frutas, verduras y quesos.
     
Tafraoute.  Geografía La tranquila población de Tafraoute está situada a unos 80 kilómetros en el interior de la costa atlántica, al Suroeste de Marruecos. Ubicada detrás del fascinante valle de Ameln, limita al Noreste con el Anti Atlas, al Norte y Oeste con el Parque Nacional de Sous-Massa. Cómo llegar Las principales compañías de autobuses parten de Sharia al-Jeish al-Malaki. Entre sus destinos más importantes figuran: Casablanca (14 horas), Rabat (16 horas), Tiznit (3 horas), Agadir (5 horas) y Marrakech (10 horas).  Dos autobuses locales tienen salidas hacia Tiznit a las 4:00 y a las 7:00. Marruecos cuenta con un sistema de autobuses rápido y económico que conecta las principales urbes así como una compañía aérea, Air Maroc, que ofrece vuelos internos entre las principales ciudades del país. La línea férrea sólo cubre la parte norte del país.  Las Rocas Pintadas, arte en plena naturaleza.   A pocos kilómetros de Tafraoute, en Agarrad-Oudad, se encuentra una zona rocosa célebre por sus rocas pintadas en tonos azules y rojos. Estas piedras tan coloristas no son obra de la naturaleza, sino del artista belga Jean Veran.
     
Pintadas en 1984, son aún hoy en día motivo de devoción entre los turistas que se acercan a contemplarlas, aunque el paso del tiempo ha provocado el deterioro de la pintura, así como la pérdida de saturación de los colores. No era la primera experiencia en este tipo de arte paisajístico,  ya que Veran había realizado trabajos similares en el desierto del Sinaí, en Egipto. En primera instancia, seleccionaba las rocas por su superficie suave y redondeada, y, posteriormente, las pintaba a pistola en contrastados tonos añiles y granas. Papeleo Para entrar a Marruecos se necesita un pasaporte en regla con una validez de seis meses. Clima La Ciudad de Tafraoute posee un clima cálido y suave casi todo el año, pudiendo resultar muy caluroso en verano, donde los termómetros alcanzan en ocasiones los 40 ºC. Esta circunstancia suele producirse cuando sopla el viento del Sáhara, llamado siroco o chergui. Normalmente las temperaturas se mantienen entorno a los 20-30 ºC, inclusive en invierno. Las lluvias se caracterizan por estar presentes en los meses de Noviembre a Enero, aunque suelen ser de escasa importancia. Estas lluvias suelen ser breves por lo que el sol está garantizado casi todos los días del año.
     
Moneda La moneda oficial es el Dirham (Dr) que a su vez se divide en céntimos. Existen monedas de 1, 2, 5, y 10 dirhams, así como de 10, 20, y 50 céntimos. El billete de mayor valor es de 200 dirhams. Un euro equivale a 10,84 Dr. Existe la posibilidad de cambiar dinero en bancos y casas de cambio. También se pueden pagar en los hoteles o sacar dinero con las tarjetas de crédito Visa y Mastercard.  Ropa Es aconsejable llevar prendas de lino y algodón, calzado cómodo y transpirable para las visitas turísticas y vestir algo más formal si se piensa salir por las noches. Imprescindible crema bronceadora y un gorro para protegernos del sol. La diversidad gastronómica está servida. Existe una gran variedad de comidas marroquíes que reflejan la riqueza de la herencia cultural. Muchos de estos platos son de influencia bereber. Los platos marroquíes más populares son el cuscús, el tajine (guiso de carne y verduras) y la harira (sopa de lentejas picante), y los podemos degustar en los restaurantes más lujosos así como en los hogares de cualquier marroquí. La comida principal es el almuerzo y los menús suelen estar escritos en francés y en árabe.  Marrakech es una ciudad única y completamente diferente al resto, hacer turismo en Marrakech es una nueva y fascinante experiencia sensorial: el color, sabor y olor que se respira desde el momento que aterrizas no se te disipará hasta semanas después de volver. Marrakech es una ciudad que ofrece a sus visitantes tanto visitas culturales como diversión. Para los viajeros que busquen algo más, desde Marrakech también se pueden hacer excursiones a lugares cercanos como Essaouira, Ouarzazate, las Cascadas de Ouzoud y el Valle del Ourika.
     
La mejor guía de Marrakech ¿Por qué? Porque cuando la gente habla de Marrakech lo describen como una sensación maravillosa y como una visita imprescindible. Nosotros te lo describiremos tan sólo como un viaje diferente y una perfecta alternativa a los viajes habituales pero también te contaremos los posibles puntos negativos del viaje, como el posible miedo o sensación de inseguridad que podáis tener una vez allí. La información y los datos prácticos han sido actualizados en marzo de 2012. Si encuentras algún error o ves algo que debiéramos cambiar, contacta con nosotros. Marrakech, tierra de dios en árabe, ha tenido una rica y excelsa historia desde su fundación por nómadas bereberes entre las dunas del desierto. El legado más inmediato lo encontramos en la zona colonial francesa (entre cuyos frutos ha sobrevivido el uso del idioma) y mucho antes, en la medina, o barrio árabe, donde se intuye el esplendor de la antigua Marrakech, no exento de altibajos. La primera época dorada llegó con la dinastía almohade, en el siglo XII, que construyó la muralla de la ciudad, siempre abierta al comercio y a la bienvenida de intelectuales como Averroes. Pero el punto álgido lo trajo Ahmed al-Mansur, en el siglo XVI, cuando devolvió la capitalidad a la ciudad, decorándola con mármoles de Carrara y esmerados jardines, como los de la impresionante mezquita de Kotubiya. Símbolo de la ciudad, como un faro que desafía a la cercana cordillera del Atlas, es el Alminar de 69 metros de altura. Cubierto de estucos y azulejos, da ejemplo de la extraordinaria minuciosidad del arte musulmán. Tal y como también sucede en la mezquita de la Kasba y en las tumbas saadíes, o en la imprescindible Madraza de Ali Ben Youssef. Del siglo XIX, ya bajo órbita colonial, han sobrevivido palacios, como el de la Bahía y residencias coloniales, como el legendario hotel La Mamounia. Pero la Marrakech que realmente encandila al viajero se conoce a ras de polvo, modo adecuado de referirse a sus aceras. Entre las tortuosas calles de la Medina, donde uno se sumerge entre el bullicio del Zoco. Ahí podrás conseguir todo tipo de recuerdos y artilugios, anunciados a elevado decibelio por simpáticos vendedores casi políglotas, expertos en el arte del regateo. Ir a la plaza Jemaa el-Fna, no resulta sólo una visita imprescindible, sino prácticamente imposible de evitar, como punto de confluencia de kilómetros a la redonda. Lo mejor que uno puede hacer ahí es sentarse en uno de sus muchos cafés a mirar. Es decir, a sucumbir ante el delicioso jaleo circundante: estrépito de ruidos, música y de transacciones comerciales a voz en grito, intercalados por acróbatas, cuenta-cuentos o adivinos de labia entrenada. ¿Qué hace un montoncito de muelas en esa mesa? Pregúntaselo al hombre que está al lado con unas tenazas, ofreciendo sus servicios a un precio imbatible.
     
Imposible no sonreír, romper las distancias y dejarse llevar por el corazón bullente de esta ciudad imperial. Intensa en todos los sentidos, como marca el color rojizo característico de su tierra, neblinosa bajo el implacable sol. O el intenso y pestilente olor del zoco de los tintoreros, donde la piel se trata siguiendo el proceso tradicional. ¿Y al gusto? Qué tal un cous cous con cordero especiado, acompañado de la inevitable y transigible cuota de sudor. Qué importa, basta con abanicarse. Imposible no sentirse afortunado con el Atlas al fondo, y Marrakech multiplicándose en cada esquina con seductores anzuelos: ya solo queda asomarse y dejarse llevar.  Los jardines de Majorelle se parecen a una colección de plantas traídas desde los cuatros rincones del mundo, que florecen con profusión junto a estanques elegantes y la villa de estilo Art decó. Las cenizas de Yves Saint Laurent yacen en este lugar. Desde este rincón lleno de encanto, puede tomar una de las numerosas calesas de la ciudad que le llevará hasta el palmeral, de visita obligada. Del mismo modo, puede visitar la Menara, uno de los lugares más emblemáticos de Marrakech. Esta elegante edificación, inconfundible por su cubierta de tejas verdes, está bañada por un inmenso estanque. A este lugar acuden en familia los habitantes de la ciudad para buscar un poco de frescura en los días más calurosos del año. A su regreso a la ciudad roja, podrá regalarse un helado, un pastel o una bebida fresca en los establecimientos del Gueliz, la parte moderna de Marrakech. Tiendas de lujo, bancos, salones de té y terrazas de café: la ciudad roja reconcilia pasado prestigioso y dinamismo contemporáneo. Todas las facetas de Marrakech, una ciudad llena de vida y de ardor, revelan su dinamismo. Visitas, encuentros, paseos y recuerdos pintorescos no dejarán de seducir al viajero. La única sombra en este bonito panorama: la melancolía que acecha en el momento de partir. Sin embargo, mejor soñar con regresar pronto para gozar nuevamente con la suavidad de sus noches en las terrazas, mientras una luna creciente se asoma a través de las nubes...
     
La Plaza Jemaa El Fna será el centro neurálgico de tu viaje a Marrakech, en Marruecos. La gran animación que hay, tanto durante el día como al anochecer, es en sí mismo un gran espectáculo. Si bien pasearás continuamente por esta plaza de enorme amplitud, una recomendación imprescindible  para tu visita de Marrakech es subir a una de las terrazas de los numeros cafés y restaurantes que la circundan para disfrutar de las mejores vistas panorámicas y de ese espectáculo desde otras perspectiva. Hay diversas terrazas desde donde, mientras tomas un café, o incluso cenas, puedes ver ese ambiente, como son las terrazas de los Cafés de France o de la Plaza. Eso sí, ten en cuenta que a la hora de las consumiciones, por ejemplo, si tomas un te de menta,  te lo cobrarán a precio “europeo”. Pero vale totalmente la pena… Además, si eres aficionado a la fotografía, siempre dispondrás de una terraza que te ofrezca en cada momento del día las mejores perspectivas la Plaza Jemaa El Fna. Es una cuestión de que elegir la más apropiada para tus necesidades. Sin duda, una de los momentos más “apasionantes” que vas a disfrutar en tu viaje a Marrakech es el paseo por los Zocos que hay en la Medina, donde es muy difícil que te resistas  a comprar, y donde tendrás que regatear. Los Zocos es una muy extensa zona de la Medina de Marrakech, que desde la céntrica Plaza Jemaa El Fna se extiende hacia el norte, en un entramado de largas calles cubiertas por telas, de callejuelas y plazoletas, ycon los más recónditos rincones.
     
En estas callejuelas, en las que continuamente te vas dando codazos con por la gran aglomeración de gente que se concentra en los Zocos, se suceden puestos de venta con la más variada oferta de productos. Prácticamente no hay nada que se te ocurra no puedas encontrar en los Zocos. Los puestos de venta de los Zocos abren temprano y muchos de éllos cierran ya avanzado el anochecer. Dichos puestos, en general se agrupan por los tipos de productos que venden. Así, verás zonas donde se agrupan los plateros, los chatarreros, los vendedores de ropa, los artesanos de todo tipo de especialidad, etc. De hecho, estas zonas tienen denominaciones específicas como, por ejemplo, el Zoco Smarine, la principal arteria que sale desde la Plaza Jemaa El Fna, que agrupa bazares y puestos de ropa. Pero junto a él encontrarás un mercado de productos frescos. Y más adelante, una intrincada plazoleta con distintos niveles, con tiendas de productos de plata.
     
Otros Zocos son el denominado Chouari, donde encontrarás carpinteros y cesteros. O el famoso Zoco de los Tintoreros, con su gran colorido por las telas que se cuelgan para el secado. La forma más fácil de entrar en los Zocos de la Medina de Marrakech es hacerlo desde la misma Plaza Jemaa El Fna. Pero ten en cuenta que accedes a una zona donde es difícil ir a un sitio concreto, o localizar tiendas específicas. Lo recomendable es pasear por los Zocos y aventurarte por sus distintas callejuelas y rincones,  pues es la manera de descubrir y apreciar su gran riqueza comercial. Eso sí, hazlo sin previas limitaciones de tiempo, pues este paseo seguramente te llevará algunas horas, el tiempo necesario para recorrer sus distintas zonas y, sobre todo, para regatear el precio en las compras que seguro que vas a hacer. Las tiendas que rodean la plaza ya muestran un gran ambiente. Una cita obligada es subir a alguno de los miradores que tienen los restaurantes y cafés que rodean la plaza para, con las vistas panorámicas de la misma, poder contemplar el continua bullicio que hay en la misma.
     
A media tarde te ves sorprendido por la llegada de una vorágine de carromatos con estructuras metálicas. Pronto te darás cuenta de que con ese caos, como cada día del año, al atardecer se va a montar una amplia zona de chiringuitos de comida, donde muy pronto verás salir el humo de las cocinas ambulantes preparadas para dar de comer a las miles de personas que a lo largo de la noche acudirán a cenar en la Plaza Jemaa El Fna. Y siempre con la invitación  a tomarte un zumo de naranja natural o dátiles en alguno de los numerosos puestos de venta que se distribuyen por la plaza. Además, la llamada desde los altavoces a los sucesivos oficios religiosos de las varias mezquitas que se distribuyen por la Plaza Jemaa El Fna de Marrakech provocan un constante movimiento de feligreses por élla. Cuando paseas por la plaza a lo largo del día, te mueves bajo el sonido de la flauta de los encantadores de serpientes. O entre amaestradores de monos y otros personajes exóticos como los aguadores o los vendedores de dentaduras postizas.
     
Mercado de Essaouira (Marruecos) La vorágine de los chiringuitos, y el olor que desde ellos se desprende, será una invitación difícilmente evitable para sentarte en alguno de ellos a disfrutar de elaboraciones populares. Tu último paseo por Jemma El Fna tras la cena posiblemente estará acompañado por la música de alguno de los numerosos eventos que se celebran en la plaza a lo largo del año, como centro neurálgico que es de la ciudad. Mercado de Essaouira (Marruecos)Mercado de Essaouira (Marruecos)A la hora de plantearte un viaje a una ciudad de un país no occidental, como es el caso de Marrakech, en Marruecos, donde encontrarás usos y costumbres muy diferentes a las nuestras, es importante saber cómo manejarte en el día a día de tu visita y qué hacer ante determinadas circunstancias. Mercado de Essaouira (Marruecos). En tu viaje turístico a Marrakech, una visita obligada ha de ser el barrio fortificado de la Kasba. Situado al sur de la Medina de Marrakech, no tendrás pérdida para localizarlo pues en él se sitúa una de las mayores mezquitas de la ciudad marroquí. Precisamente, cuando vayas a hacer la visita más recomendable en la Kasba, las Tumbas Saadies, las encontrarás en la parte posterior del edificio de dicha mezquita. Para llegar a la Mezquita de la Kasba de Marrakech, puedes dirigirte por el lado norte desde cercano Palacio de la Bahía, cruzando la Plaza de los Hojalateros, o por el lado oeste, entrando por la bellísima Puerta Bab Agnaou al interior de la fortificación de la Kasba.
     
Mercado de Essaouira (Marruecos). La Mezquita de la Kasba de Marrakech fue completamente destruida en 1569, lo que llevó a reconstruirla, y partir de entonces es conocida como la Mezquita de las Manzanas de Oro. Esta denominación se debe a que se cuenta que la bola dorada que culmina el minarete se realizó con el oro de las joyas de la esposa de Jacub El Mansur. Si no profesas la religión musulmana, no podrás visitar el interior de la mezquita, pero cuando entres en la Kasba de Marrakech podrás ver el imponente edificio y, sobre todo, su espectacular minarete con una bella decoración en la que prima el color verde. La Plaza de Yamaa el Fna (en árabe: ???? ?????? ?âmi? al-fanâ?, en francés: Jemaa el-Fna) es la principal plaza y el más famoso lugar de la ciudad marroquí de Marrakech. Se levanta a escasos metros de la Mezquita Kutubía, por lo que queda dominada por su alminar. Rodeando la plaza hay también varias mezquitas, más modestas, que acompañan a la Kutubía. Hay varias hipótesis sobre el nombre de la plaza; según algunos[cita requerida] significa "asamblea de la aniquilación", ya que era el lugar donde se ajusticiaba a los que delinquían; también se sugiere[cita requerida] que "asamblea" o "reunión" es una referencia macabra al hecho de que se exhibían las cabezas cortadas de los ajusticiados rodeando la plaza, como si estuvieran celebrando una reunión. Otras teorías señalan que, puesto que la palabra ?âmi? también tiene el significado de mezquita (aljama o mezquita mayor), podría significar "lugar de la mezquita destruida", en referencia a la mezquita almorávide que debió de alzarse allí.La Plaza de Yamaa el Fna (en árabe: ???? ?????? ?âmi? al-fanâ?, en francés: Jemaa el-Fna) es la principal plaza y el más famoso lugar de la ciudad marroquí de Marrakech. Se levanta a escasos metros de la Mezquita Kutubía, por lo que queda dominada por su alminar. Rodeando la plaza hay también varias mezquitas, más modestas, que acompañan a la Kutubía. Hay varias hipótesis sobre el nombre de la plaza; según algunos[cita requerida] significa "asamblea de la aniquilación", ya que era el lugar donde se ajusticiaba a los que delinquían; también se sugiere[cita requerida] que "asamblea" o "reunión" es una referencia macabra al hecho de que se exhibían las cabezas cortadas de los ajusticiados rodeando la plaza, como si estuvieran celebrando una reunión. Otras teorías señalan que, puesto que la palabra ?âmi? también tiene el significado de mezquita (aljama o mezquita mayor), podría significar "lugar de la mezquita destruida", en referencia a la mezquita almorávide que debió de alzarse allí. La plaza es de grandes dimensiones y está rodeada por todos los lados, menos por uno, por la medina repleta de zocos clasificados por su actividad principal. En los bordes de la plaza se han establecido un buen número de cafés, como el café Francia, y restaurantes de todas las categorías, que abren sus terrazas hacia el espectáculo que se forma en esta monumental escena. Todo en Marrakech gira en torno a Yamaa el Fna. Miles de personas se dan cita en este espacio público llenándolo de color, cultura y negocio. Contadores de cuentos, maestros exponiendo sus enseñanzas, encantadores de serpientes, danzantes, dentistas, vendedores de zumos de fruta, acróbatas, escritores de cartas, aguadores... un infinito número de actividades y personas que se juntan y van abarrotando la plaza y sus callejeas adyacentes según va llegando la noche. Los puestos de comida especializados, cada cual en su hacer, inundan con la noche una parte de la plaza, que queda iluminada por cientos de lucecitas e inundada de humo con multitud de olores.
     
En vuestra visita a marrakech no os teneis que perder la visita nocturna a la Place Jamaa el-Fna. Os recomiendo que os toméis un té en una de las terrazas (en la planta superior) que hay en los bares que circundan la plaza a las 11 más o menos de la noche mientras observais el bullicio que se va formando progresivamente... Encantadores de serpientes, chiringuitos que surgen de la nada, venta de zumos, monos, mujeres que pintan con henna... Y sobre todo mucha labia para enganchar al turista desprevenido que no sabe dónde cenar y cobrarle mucho más de lo que cobran en los restaurantes de los alredores... (en el fondo creo que es un "pequeño timo" por el que todo turista debe pasar en su iniciación al mundo árabe :D) La Plaza de Jamaa el Fna es el autentico corazón de la ciudad, punto de partida de varias de las rutas de interés turístico que puedes realizar por la ciudad y entrada al gran zoco. Su actividad varia durante el día y durante la noche, siendo por el día más típico ver la plaza despejada de puestos centrándose más en las actividad de sus locales y restaurantes, desde los que puedes obtener una estupenda vista de la plaza a la vez que disfrutar de buena comida o un café, como es el caso del restaurante desde el que sacamos las fotos aéreas de la plaza, Chez Chégrouni.  Por la noche rebosa de vida entre puestos de comida, a cada cual mejoro oferta que el anterior, de zumos de naranja, donde por pocos dirhams disfrutareis de prácticamente una jarra entera de zumo de naranja recién exprimido, e incluso podréis encontrar tanto actividades musicales (grupos tocando música tradicional) o inclusive cuenta cuentos, relatando grandes historias. Comenzamos nuestro camino en la plaza de Jemaa el Fna, ahora mismo me encuentro en éste lugar escribiendo éstas notas desde el Café Glacier, es temprano y he seguido el consejo de varios viajeros, sentándome tranquilamente en la terraza de éste café, tomándome la bebida local, un té a la menta, mientras observo el movimiento de ésta plaza definida como punto de partida para conocer la ciudad.  Una mezcla de sonidos, olores y personajes ejercen una continua curiosidad ante el viajero, durante al paseo por su interior podremos disfrutar de un zumo de naranja por 4 dirhams (0,40 céntimos de euro), en ésta zona el silencio no existe, continuamente escucharemos locales que nos llaman, que nos hablan en varios idiomas hasta dar con el nuestro, con el fin de vendernos cualquier cosa o conducirnos por la medina a cambio de unas monedas.  Encantadores de serpientes, tatuadoras de henna, macacos domesticados para posar en el hombro del turista o espectáculos saharianos, entre otras cosas, son muchas de las atracciones turísticas que encontraremos en el lugar.
     
Gran parte del contorno de la plaza se encuentra rodeado de restaurante con terrazas de vista panorámica para disfrutar de una de las mejores vistas urbanas que te puede regalar éste país, la Koutoubia sobresale en cada rincón, convirtiéndose en un punto de referencia con sus 70 metros de altura; en su punto más alto, figuran cuatro bolas doradas, que según la leyenda, la cuarta bola fue fabricada con el oro que donó la sultana, esposa de Yacub-al Mansur, por no haber respetado el ramadán, la entrada a la mezquita está prohibida por los no musulmanes.  Abundan también las calesas aparcadas a un lado de la plaza, preparadas para recorrer la ciudad con total tranquilidad bajo la sombra.  Al atardecer buscamos un lugar ideal para prepararnos con nuestra cámara de fotos y captar el ambiente de la plaza bajo la mirada de un cielo lleno de color, para ello nada mejor que subir a una de las múltiples terrazas panorámicas, pedirnos un refresco (consumición obligatoria para acceder) y disfrutar de éste regalo para los sentidos.  Un vez se haya escondido el sol en el horizonte, la plaza se prepara para darle de comer al turista con cerca de un centenar de puestos de comida, donde se sirve todo tipo de platos, los camareros se encargan de dirigirnos hacia su puesto, insistentes como pocos. Ya había oscurecido cuando llegamos por primera vez a la plaza por excelencia de Marrakech: Djemaa el Fna. ¡Que jaleo, que ruido, que de gente.... Y eso que es noviembre y se supone que habrá pocos turistas!!!!!! Esta plaza no se caracteriza por ser monumental si no por ser un enorme espacio en el interior de la Medina que destaca por la gente, sencillamente por eso y supongo que ahí radique su encanto. Es un contínuo movimiento, un ir y venir de gente, no solo a pie, porque aquí se mezclan coches, motos, burros, calesas... ¡hay que ir con cuatro ojos!!!!! Encantadores de serpientes, narradores de historias, adivinadoras de la suerte, tatuadoras de henna, músicos tradicionales, aguadores..... Y ruido, mucho ruido. Luego están la cantidad de puestos de naranjas continuamente vendiendo zumo, también hay de granadas, pomelos.... Y los de los dulces dátiles, pasas, higos, ciruelas, frutos secos..... Y luego, al caer la tarde, por una gran puerta empiezana a aparecer los carros de comida ambulante que invaden el centro de la plaza, montones de ellos, invadiéndolo todo de humo con sus parrillas, asando brochetas de pollo, cordero, kefta.... El couscous, las ensaladas.... Y sigue el humo y los tambores y el ruido y la gente..... Toda la plaza está rodeada de cafés-restaurantes y terrazas y de ella parten las callejuelas que se adentran en el zoco, el más grande del Maghreb.... Con tiendas y tiendas, tan cautivador de día para quien les guste el juego de la compra y el regateo y tan poco recomendable por las noches. La espectacularidad de los narradores de historias, a los que no se permite grabar ni fotografiar (y si no sabes árabe no te vas a enterar de nada) es algo que ayudó a que esta plaza se convirtiese en Patrimonio Oral de la Humanidad. Es una delicia subir a una terraza y mientras te tomas un te verde a la menta observar, solo eso, como un voyeur sin perder detalle... ¡te sorprenderá!
     
La plaza Jamaa el Fna es el corazón de la ciudad antigua de Marrakech. Es una gran explanada, situada a pocos metros de la mezquita de la Kutubia y representa la puerta de entrada de la medina, con su laberinto de calles estrechas y numerosos comercios. Hay varias hipótesis sobre el origen del nombre y puede significar el lugar donde se ajusticiaban a los condenados, simplemente un lugar de reunión, o bien hacer referencia a una mezquita que debió levantarse en la misma ubicación.  Para mi esta plaza es como un gigantesco escenario al aire libre, donde pasa de todo y además cambia a lo largo de la jornada. Por la mañana está tranquila, sólo hay puestos de frutas y algún encantador de serpientes aislado. Pero si uno va de turista con la cámara está perdido, enseguida te cuelgan una serpiente al cuello y sin que te des cuenta ya te han pintado todo el brazo de henna. Es mejor ir por la tarde, pues el espectáculo está garantizado y por supuesto hay posibilidades que puedas compartirlo con otros turistas. Mirando alrededor estamos rodeados de encantadores de serpientes, domesticadores de monos, bailarines, cuenta cuentos, acróbatas y vendedores de agua con su característico traje rojo y el sombrero con campanitas. El sonido de tambores indica que se acerca el atardecer y de repente, casi de la nada, empiezan a aparecer numerosos chiringuitos que se montan en un abrir y cerrar de ojos y te ofrecen de todo y entre el humo de las cocinas, el olor a especias y el sonido de los tambores, el visitante se siente embriagado con la magia de aquel lugar. Alrededor de la plaza hay numerosos cafés y restaurantes donde se puede tener una vista aérea del conjunto, entre ellos el café Argana que sufrió un trágico ataque terrorista en la primavera de 2011.  Otra curiosidad turística es atravesar desde el recinto de la mezquita la Kutubia hasta la calle que conduce a la plaza, hay que cruzar una única avenida donde el tráfico nunca para y pasan de forma continua coches, carricoches, motos, bicis y cualquier clase de vehículo; hay que lanzarse, atreverse y pasar. De hecho alguna vez he visto a chavales que se ganan unos dirhams por ayudar a los turistas a cruzar.  Por todo este espectáculo cultural y humano, en el año 2001 la plaza Jamaa el Fna fue nombrada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.  
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