Callejuelas de Marrakech. Hoy en día, el centro de toda actividad sigue siendo Jemaa-el-Fna, que recobra la vida al anochecer, cuando se llena de colores, olores y ruidos, bailarines, tragadores de fuego, acróbatas, encantadores de serpientes y adivinos. Todas las noches se montan mesas en las que se sirven kebabs, caracoles cocidos, deliciosos tagines y todo tipo de platos apetitosos. Alrededor de la plaza se extienden los oscuros callejones que conforman el zoco, un enorme mercado en el que se venden hierbas, pócimas, alfombras, velas, joyería, especias, carnes y artículos de metal. Marrakech es una ciudad única y completamente diferente al resto, hacer turismo en Marrakech es una nueva y fascinante experiencia sensorial: el color, sabor y olor que se respira desde el momento que aterrizas no se te disipará hasta semanas después de volver. Marrakech es una ciudad que ofrece a sus visitantes tanto visitas culturales como diversión. Para los viajeros que busquen algo más, desde Marrakech también se pueden hacer excursiones a lugares cercanos como Essaouira, Ouarzazate, las Cascadas de Ouzoud y el Valle del Ourika.