Zoco de Marrakech. La ubicación de cada actividad dependía del valor de la mercancía y de la incomodidad que significara para los vecinos. Así, el zoco de los curtidores de cueros (con sus técnicas ancestrales de tratamiento de las pieles), el taller de los alfareros y el mercado de camellos fueron ubicados al exterior de la medina. Los alimentos, por ser productos económicos y perecederos, ocupaban las zonas de la periferia: se podían encontrar olivas, huevos, aves, carnes rojas, dátiles... También los ligados a las actividades rurales, como los que confeccionaban riendas y sillas de montar para los caballos. Próximo estaba el zoco de los carpinteros, cuyos talleres invadían prácticamente la calle.  La zona central del gran zoco se reservaba a los artículos más costosos y delicados: las telas de seda, las especias y joyas de oro, así como los productos para el cuidado personal y el arte del tatuaje con henna (un arbusto espinoso que produce una tintura utilizada para tatuar o teñir el cabello).