Essaouira. La labor que desempeñan estos pescadores, es un trabajo manual, casi artesanal, en unas condiciones muy complicadas. Porque el Océano Atlántico no recibe precisamente con una sonrisa a quienes en él se adentran a despojarle de sus alegres y sabrosos habitantes. En pequeños cascarones, bajo un sol abrasador y una sal marina que ante la ausencia de cualquier protección siempre se cobra su factura en forma de llagas que curten la piel y también el alma. Verles trabajar es un placer para la vista. No se azuzan entre ellos ni conocen la prisa, pero cada uno tiene su papel que desempeñan con esmero y todos juntos parecen una gran familia donde los pescados de la mar son sus primos hermanos y las gaviotas su animal de compañía. Los bereberes, y sus construcciones. Los bereberes constituyen un 40% de la población de Marruecos. Su lengua es el bereber, una rama de la familia lingüística afroasiática y comprende unos 300 dialectos estrechamente emparentados. Se trata sobretodo de una lengua hablada, ya que rara vez se utiliza para escribir.  He estado más de 15 años sin visitar la región (entre el 89 y el 06), y me sorprendió observar que, mientras Tafaoute permanecía esencialmente igual y apenas había crecido (cosa rara en Marruecos), innumerables mansiones de hormigón, absolutamente impersonales, habían proliferado como setas en los pueblos del valle, condenando así al deterioro inevitable y cercana desaparición, de las viviendas tradicionales, majestuosas estructuras de tapial, de aspecto imponente que trepan por las laderas rocosas del Jbel Leskt (foto inferior), así como a la regresión de las tierras cultivables.- Hay que decir que estamos en una región próspera, no sólo por los cultivos de olivos y almendros y por la fama y tradición comercial de la tribu de los Ameln, sin también, y principalmente por las divisas que los emigrantes envían a sus familias.