Marrakech. Plaza de Jemaa el Fna. or la tarde la cosa decae un poco para animarse de manera exponencial durante las primeras horas de la noche. Entonces, un mar de tenderetes de comida callejera ocupa el centro de la plaza y los más variopintos espectáculos de calle se desarrollan en sus alrededores. Contadores de cuentos, boxeadores aficionados, músicos ambulantes o funambulistas toman el lugar convirtiendo la Asamblea de los muertos en todo un festival a cielo abierto. Las linternas de gas y el humo de las cientos de parrillas aumentan la sensación de multitud entre gaitas, tambores, gritos y el ruido de un tráfico incesante que serpentea entre la multitud. Jemaá el Fna se vive a pie de calle, mezclándose con la gente y curioseando entre puestos y los corrillos que se forman en torno a los espectáculos callejeros. Pero conviene subir a alguna de las terrazas de los cafés que se localizan en la plaza para tener una visión de conjunto a vista de pájaro. La mejor opción es el Café Glacier, que permite una visión de más de 270 grados sobre el caos reinante. Para disfrutar de estas vistas sobre la multitud hay que consumir algo. Los tés a la menta y los pastelillos árabes del lugar son míticos.