Marrakech. Plaza de Jemaa el Fna. A la mañana y hasta comienzos de la tarde se adueñan del espacio los personajes más insólitos: encantadores de serpientes, adivinadoras de la suerte protegiéndose bajo sus sombrillas, arrancadores de dientes, mujeres tatuando con henna y artistas callejeros: danzas tradicionales, músicos populares, narradores de cuentos rodeados por atentos oyentes...  Vendedor de agua  En otro sector, sanadores, predicadores y otros charlatanes prometen curaciones milagrosas hasta para la infertilidad y la impotencia utilizando raices misteriosas, huevos de avestruz, incienso y versículos del Corán. Los vendedores de jugos de naranja aprovechan de la abundancia de esta fruta en la región para hacer su negocio, mientras que otros lucen los atuendos típicos de los antiguos vendedores de agua, aunque a menudo no tienen una gota y sólo intentan cobrar por alguna foto a los turistas. A los ojos occidentales este muestrario vivo de tradiciones y costumbres provocan a un tiempo asombro y curiosidad, y claro, es lógico querer fotografiar todo... pero hay que saber que Marrakech vive del turismo y es mejor estar prevenidos, pactar precios de antemano, incluso para tomar una simple foto, y evitarse malos momentos.