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Paseos a caballo en un poblado de los andes reconstruido tal y como era en los años 1930s. Parque temático “Los aleros”.  Venezuela. Mi intención de redescubrir como vivían antiguamente los andinos venezolanos me lleva a una obligada visita al Parque Temático “Los Aleros”, situado en un marco de belleza incomparable entre ríos que ondulan en los verdes valles de las montañas de Mérida. Está ubicado a tan sólo veinticinco kilómetros de la ciudad, a 2.150 metros de altitud sobre el nivel del mar y ocupa una extensión de 8 hectáreas. Puerta de la cantina en un poblado de los andes reconstruido tal y como era en los años 1930s. Parque temático “Los aleros”.  Venezuela. Mi intención de redescubrir como vivían antiguamente los andinos venezolanos me lleva a una obligada visita al Parque Temático “Los Aleros”, situado en un marco de belleza incomparable entre ríos que ondulan en los verdes valles de las montañas de Mérida. Está ubicado a tan sólo veinticinco kilómetros de la ciudad, a 2.150 metros de altitud sobre el nivel del mar y ocupa una extensión de 8 hectáreas. Gasolinera andina de los años 1930s. Parque temático “Los aleros”. Venezuela. Mi intención de redescubrir como vivían antiguamente los andinos venezolanos me lleva a una obligada visita al Parque Temático “Los Aleros”, situado en un marco de belleza incomparable entre ríos que ondulan en los verdes valles de las montañas de Mérida. Está ubicado a tan sólo veinticinco kilómetros de la ciudad, a 2.150 metros de altitud sobre el nivel del mar y ocupa una extensión de 8 hectáreas.
     
Vistas generales de un típico pueblo andino. Parque temático “Los aleros”.  Venezuela. Lo primero que me llama la atención al entrar dentro del parque es que los bolívares que he estado utilizando durante todo el viaje ya no me sirven. Aquí todo se paga en morocotas, la moneda que se utilizaba antiguamente en esta zona, y una sucursal bancaria se dedica al cambio de moneda para ir habituándonos. Con estas monedas de oro y plata uno empieza a adentrarse en otra época. Vistas desde el campanario. Parque temático “Los aleros”.  Venezuela. Lo primero que me llama la atención al entrar dentro del parque es que los bolívares que he estado utilizando durante todo el viaje ya no me sirven. Aquí todo se paga en morocotas, la moneda que se utilizaba antiguamente en esta zona, y una sucursal bancaria se dedica al cambio de moneda para ir habituándonos. Con estas monedas de oro y plata uno empieza a adentrarse en otra época. Panadería artesana con productos típicos de los años 30s. Parque temático “Los aleros”.  Venezuela. Lo primero que me llama la atención al entrar dentro del parque es que los bolívares que he estado utilizando durante todo el viaje ya no me sirven. Aquí todo se paga en morocotas, la moneda que se utilizaba antiguamente en esta zona, y una sucursal bancaria se dedica al cambio de moneda para ir habituándonos. Con estas monedas de oro y plata uno empieza a adentrarse en otra época.
     
Vistas generales de un típico pueblo andino. Parque temático “Los aleros”.  Venezuela. En la gasolinera de la época se surten los antiguos autobuses del pueblo,  en el molino de piedra del año 1880 se elabora auténtica harina de trigo, y mientras,  la gente se pasea con atuendos de época ocupados en sus quehaceres diarios. La Iglesia de Los Aleros constituye una réplica exacta de las que existieron en los Andes durante los años 30. Complementan la hermosa construcción un campanario con mirador, desde el cual se divisa todo el poblado, y la Casa Parroquial. Los andinos se pasean a caballo por la plaza central del pueblo mientras las mujeres recogen la leña para tener el horno siempre apunto. Es como haber vuelto al siglo pasado. Vendedora de “tojotos” en un poblado de los andes reconstruido tal y como era en los años 1930s. Parque temático “Los aleros”.  Venezuela. En la gasolinera de la época se surten los antiguos autobuses del pueblo,  en el molino de piedra del año 1880 se elabora auténtica harina de trigo, y mientras,  la gente se pasea con atuendos de época ocupados en sus quehaceres diarios. La Iglesia de Los Aleros constituye una réplica exacta de las que existieron en los Andes durante los años 30. Complementan la hermosa construcción un campanario con mirador, desde el cual se divisa todo el poblado, y la Casa Parroquial. Los andinos se pasean a caballo por la plaza central del pueblo mientras las mujeres recogen la leña para tener el horno siempre apunto. Es como haber vuelto al siglo pasado. Paseos a caballo en un poblado de los andes reconstruido tal y como era en los años 1930s. Parque temático “Los aleros”.  Venezuela. En la gasolinera de la época se surten los antiguos autobuses del pueblo,  en el molino de piedra del año 1880 se elabora auténtica harina de trigo, y mientras,  la gente se pasea con atuendos de época ocupados en sus quehaceres diarios. La Iglesia de Los Aleros constituye una réplica exacta de las que existieron en los Andes durante los años 30. Complementan la hermosa construcción un campanario con mirador, desde el cual se divisa todo el poblado, y la Casa Parroquial. Los andinos se pasean a caballo por la plaza central del pueblo mientras las mujeres recogen la leña para tener el horno siempre apunto. Es como haber vuelto al siglo pasado.
     
Venta de hortalizas en el Mercado Principal de Mérida. Venezuela. Fundada en 1558, Santiago de los Caballeros de Mérida es en la actualidad una hermosa ciudad rodeada de imponentes montañas, con un centro colonial de singular belleza, vistosos parques de gran verdor y lo más resaltante, su gente de trato cordial, amable y hospitalario, que bien le hacen honor a su nombre. Obra pictórica de Carlos Flores. Mercado Principal de Mérida. Venezuela. Fundada en 1558, Santiago de los Caballeros de Mérida es en la actualidad una hermosa ciudad rodeada de imponentes montañas, con un centro colonial de singular belleza, vistosos parques de gran verdor y lo más resaltante, su gente de trato cordial, amable y hospitalario, que bien le hacen honor a su nombre. Artesanía, cuadros a la venta en el mercado Principal de Mérida.   Venezuela. Fundada en 1558, Santiago de los Caballeros de Mérida es en la actualidad una hermosa ciudad rodeada de imponentes montañas, con un centro colonial de singular belleza, vistosos parques de gran verdor y lo más resaltante, su gente de trato cordial, amable y hospitalario, que bien le hacen honor a su nombre.
     
Artesanía, venta de esculturas en el mercado Principal de Mérida.  Venezuela. Mérida es una ciudad estudiantil, contando con una de las universidades de mayor tradición del país y la segunda en antigüedad. La Universidad de los Andes, mejor conocida como la ULA, ha sido el alma mater de célebres personajes tanto de la región como de la vida nacional. La ciudad posee una diversidad de hermosas plazas, entre las que destacan, la Plaza Bolívar, que cuenta con el busto más antiguo del Libertador en el país y la Plaza Beethoven, en honor al gran compositor alemán Vendedora de pan en un poblado de los andes reconstruido tal y como era en los años 1930s. Parque temático “Los aleros”.  Venezuela. Mérida es una ciudad estudiantil, contando con una de las universidades de mayor tradición del país y la segunda en antigüedad. La Universidad de los Andes, mejor conocida como la ULA, ha sido el alma mater de célebres personajes tanto de la región como de la vida nacional. La ciudad posee una diversidad de hermosas plazas, entre las que destacan, la Plaza Bolívar, que cuenta con el busto más antiguo del Libertador en el país y la Plaza Beethoven, en honor al gran compositor alemán Puerta de la cantina en un poblado de los andes reconstruido tal y como era en los años 1930s. Parque temático “Los aleros”.  Venezuela. Mérida es una ciudad estudiantil, contando con una de las universidades de mayor tradición del país y la segunda en antigüedad. La Universidad de los Andes, mejor conocida como la ULA, ha sido el alma mater de célebres personajes tanto de la región como de la vida nacional. La ciudad posee una diversidad de hermosas plazas, entre las que destacan, la Plaza Bolívar, que cuenta con el busto más antiguo del Libertador en el país y la Plaza Beethoven, en honor al gran compositor alemán
     
Telégrafos Federal. Parque temático “Los aleros”.   Venezuela. Uno de los lugares de visita obligada en Mérida, es el mercado municipal. En sus tres pisos, se consiguen una variedad de productos de artesanía de la zona y de otras zonas del país, así como souvenirs, ropa, dulces y otras comidas. Fauna merideña: carroñeros. Un cóndor andino en el Pico el Águila.  Venezuela. Mi viaje por Mérida concluye con una visita a la zona Norte próxima a Apartaderos. Una carretera solitaria en medio del páramo me lleva a Pico el Águila. Mi intención es poder observar al Cóndor Andino en acción. Estoy de surte, a pocos metros de mi despliega sus alas el ave voladora más grande del mundo. Es todo un espectáculo ver como planea en círculo buscando algún animal muerto. Paisaje montañoso. Carretera a Pico el Águila. Venezuela. Mi viaje por Mérida concluye con una visita a la zona Norte próxima a Apartaderos. Una carretera solitaria en medio del páramo me lleva a Pico el Águila. Mi intención es poder observar al Cóndor Andino en acción. Estoy de surte, a pocos metros de mi despliega sus alas el ave voladora más grande del mundo. Es todo un espectáculo ver como planea en círculo buscando algún animal muerto.
     
Embarcadero en la Laguna Mucubají.  Venezuela. Mi viaje por Mérida concluye con una visita a la zona Norte próxima a Apartaderos. Una carretera solitaria en medio del páramo me lleva a Pico el Águila. Mi intención es poder observar al Cóndor Andino en acción. Estoy de surte, a pocos metros de mi despliega sus alas el ave voladora más grande del mundo. Es todo un espectáculo ver como planea en círculo buscando algún animal muerto. Paisaje montañoso. Carretera a Pico el Águila. Venezuela. Mi viaje por Mérida concluye con una visita a la zona Norte próxima a Apartaderos. Una carretera solitaria en medio del páramo me lleva a Pico el Águila. Mi intención es poder observar al Cóndor Andino en acción. Estoy de surte, a pocos metros de mi despliega sus alas el ave voladora más grande del mundo. Es todo un espectáculo ver como planea en círculo buscando algún animal muerto. Paseos a caballo desde la Laguna Mucubají a la Laguna Negra.  Venezuela. Prosigo mi viaje hacia el Centro de Visitantes Faustino Díaz, lugar donde es posible aparcar el coche y recabar toda la información actualizada del Parque Nacional Sierra Nevada. Caminando desde aquí, en apenas diez minutos, aparece ante mi la Laguna Mucubají, el lago de origen glaciar más grande del lugar, aunque mi intención es llegar hasta la Laguna Negra. Se encuentra a tan solo dos horas caminando o una hora si elijo explorar la zona alquilando un caballo.
     
Paseos a caballo desde la Laguna Mucubají a la Laguna Negra.  Venezuela. Prosigo mi viaje hacia el Centro de Visitantes Faustino Díaz, lugar donde es posible aparcar el coche y recabar toda la información actualizada del Parque Nacional Sierra Nevada. Caminando desde aquí, en apenas diez minutos, aparece ante mi la Laguna Mucubají, el lago de origen glaciar más grande del lugar, aunque mi intención es llegar hasta la Laguna Negra. Se encuentra a tan solo dos horas caminando o una hora si elijo explorar la zona alquilando un caballo. Paseos a caballo desde la Laguna Mucubají a la Laguna Negra.  Venezuela. Prosigo mi viaje hacia el Centro de Visitantes Faustino Díaz, lugar donde es posible aparcar el coche y recabar toda la información actualizada del Parque Nacional Sierra Nevada. Caminando desde aquí, en apenas diez minutos, aparece ante mi la Laguna Mucubají, el lago de origen glaciar más grande del lugar, aunque mi intención es llegar hasta la Laguna Negra. Se encuentra a tan solo dos horas caminando o una hora si elijo explorar la zona alquilando un caballo. Paseos a caballo desde la Laguna Mucubají a la Laguna Negra.  Venezuela. Prosigo mi viaje hacia el Centro de Visitantes Faustino Díaz, lugar donde es posible aparcar el coche y recabar toda la información actualizada del Parque Nacional Sierra Nevada. Caminando desde aquí, en apenas diez minutos, aparece ante mi la Laguna Mucubají, el lago de origen glaciar más grande del lugar, aunque mi intención es llegar hasta la Laguna Negra. Se encuentra a tan solo dos horas caminando o una hora si elijo explorar la zona alquilando un caballo.
     
Paisaje montañoso entre la Laguna Mucubají y la Laguna Negra.  Venezuela. Desde la lejanía y rodeado de frailejones observo la niebla que envuelve la Laguna Victoria. Un buen rato después por fin llego a la Laguna Negra. El lugar se tiñe de misterio debido al color siempre oscuro de sus aguas, lo cual es debido al reflejo de la densa vegetación verde oscura en la superficie del agua. Todos los presentes guardamos un silencio sepulcral, como temiendo romper el encantador hechizo en el que nos encontramos sumidos, siendo conscientes de que estamos en el lugar más hermoso que hayamos podido imaginar. Paisaje montañoso entre la Laguna Mucubají y la Laguna Negra.  Venezuela. Desde la lejanía y rodeado de frailejones observo la niebla que envuelve la Laguna Victoria. Un buen rato después por fin llego a la Laguna Negra. El lugar se tiñe de misterio debido al color siempre oscuro de sus aguas, lo cual es debido al reflejo de la densa vegetación verde oscura en la superficie del agua. Todos los presentes guardamos un silencio sepulcral, como temiendo romper el encantador hechizo en el que nos encontramos sumidos, siendo conscientes de que estamos en el lugar más hermoso que hayamos podido imaginar. Paisaje montañoso entre la Laguna Mucubají y la Laguna Negra.  Venezuela. Desde la lejanía y rodeado de frailejones observo la niebla que envuelve la Laguna Victoria. Un buen rato después por fin llego a la Laguna Negra. El lugar se tiñe de misterio debido al color siempre oscuro de sus aguas, lo cual es debido al reflejo de la densa vegetación verde oscura en la superficie del agua. Todos los presentes guardamos un silencio sepulcral, como temiendo romper el encantador hechizo en el que nos encontramos sumidos, siendo conscientes de que estamos en el lugar más hermoso que hayamos podido imaginar.
     
Paisaje montañoso entre la Laguna Mucubají y la Laguna Negra.  Venezuela. Desde la lejanía y rodeado de frailejones observo la niebla que envuelve la Laguna Victoria. Un buen rato después por fin llego a la Laguna Negra. El lugar se tiñe de misterio debido al color siempre oscuro de sus aguas, lo cual es debido al reflejo de la densa vegetación verde oscura en la superficie del agua. Todos los presentes guardamos un silencio sepulcral, como temiendo romper el encantador hechizo en el que nos encontramos sumidos, siendo conscientes de que estamos en el lugar más hermoso que hayamos podido imaginar. Flor del frailejón. Paisaje montañoso entre la Laguna Mucubají y la Laguna Negra.  Venezuela. Cuando visite la Laguna de Mucubají, considere seriamente hacer un paseo hacia la Laguna Negra. Ese paseo lo puede hacer a caballo o disfrutando de una linda caminata entre los frailejones y a través de los bosques de pinos. El paseo a caballo dura aproximadamente hora y media y a pie unas tres horas. La ida es en bajada, y el regreso puede ser bastante fuerte para una persona que no esté en óptimas condiciones físicas. Paisaje montañoso entre la Laguna Mucubají y la Laguna Negra.  Venezuela. Cuando visite la Laguna de Mucubají, considere seriamente hacer un paseo hacia la Laguna Negra. Ese paseo lo puede hacer a caballo o disfrutando de una linda caminata entre los frailejones y a través de los bosques de pinos. El paseo a caballo dura aproximadamente hora y media y a pie unas tres horas. La ida es en bajada, y el regreso puede ser bastante fuerte para una persona que no esté en óptimas condiciones físicas.
     
Paisaje montañoso entre la Laguna Mucubají y la Laguna Negra.  Venezuela. Cuando visite la Laguna de Mucubají, considere seriamente hacer un paseo hacia la Laguna Negra. Ese paseo lo puede hacer a caballo o disfrutando de una linda caminata entre los frailejones y a través de los bosques de pinos. El paseo a caballo dura aproximadamente hora y media y a pie unas tres horas. La ida es en bajada, y el regreso puede ser bastante fuerte para una persona que no esté en óptimas condiciones físicas. Flor del frailejón. Paisaje montañoso entre la Laguna Mucubají y la Laguna Negra.  Venezuela. Cuando visite la Laguna de Mucubají, considere seriamente hacer un paseo hacia la Laguna Negra. Ese paseo lo puede hacer a caballo o disfrutando de una linda caminata entre los frailejones y a través de los bosques de pinos. El paseo a caballo dura aproximadamente hora y media y a pie unas tres horas. La ida es en bajada, y el regreso puede ser bastante fuerte para una persona que no esté en óptimas condiciones físicas. Monitor para vuelos en tandem. Parapente en Tierra Negra. Venezuela. Esa misma tarde salgo del centro de Mérida después de comer. La idea es hacer parapente en una montaña cercana. Después de 45 minutos de tortuoso recorrido, por fin habíamos llegado a Las González o al lugar más comúnmente llamado Tierra Negra. Nadie supo explicarme el porqué de este nombre, pero la cuestión es que la tierra no era ni mucho menos de color negra, sino de un tono rojo cobrizo que contrastaba enormemente con el azul electrizante del cielo. Nos encontrábamos en una enorme planicie a 1700 metros sobre el nivel del mar con unas fabulosas vistas del valle y del río Chama.
     
Volando en tandem. Parapente en Tierra Negra. Merida. Venezuela. Esa misma tarde salgo del centro de Mérida después de comer. La idea es hacer parapente en una montaña cercana. Después de 45 minutos de tortuoso recorrido, por fin habíamos llegado a Las González o al lugar más comúnmente llamado Tierra Negra. Nadie supo explicarme el porqué de este nombre, pero la cuestión es que la tierra no era ni mucho menos de color negra, sino de un tono rojo cobrizo que contrastaba enormemente con el azul electrizante del cielo. Nos encontrábamos en una enorme planicie a 1700 metros sobre el nivel del mar con unas fabulosas vistas del valle y del río Chama.  Volando en tandem. Parapente en Tierra Negra. Merida. Venezuela. Esa misma tarde salgo del centro de Mérida después de comer. La idea es hacer parapente en una montaña cercana. Después de 45 minutos de tortuoso recorrido, por fin habíamos llegado a Las González o al lugar más comúnmente llamado Tierra Negra. Nadie supo explicarme el porqué de este nombre, pero la cuestión es que la tierra no era ni mucho menos de color negra, sino de un tono rojo cobrizo que contrastaba enormemente con el azul electrizante del cielo. Nos encontrábamos en una enorme planicie a 1700 metros sobre el nivel del mar con unas fabulosas vistas del valle y del río Chama.  Algunos aficionados se acercan para ver volar los parapentes.  Parapente en Tierra Negra.  Venezuela. Esa misma tarde salgo del centro de Mérida después de comer. La idea es hacer parapente en una montaña cercana. Después de 45 minutos de tortuoso recorrido, por fin habíamos llegado a Las González o al lugar más comúnmente llamado Tierra Negra. Nadie supo explicarme el porqué de este nombre, pero la cuestión es que la tierra no era ni mucho menos de color negra, sino de un tono rojo cobrizo que contrastaba enormemente con el azul electrizante del cielo. Nos encontrábamos en una enorme planicie a 1700 metros sobre el nivel del mar con unas fabulosas vistas del valle y del río Chama.
     
Monitor para vuelos en tandem. Parapente en Tierra Negra. Venezuela. La montaña está ubicada al oeste de Mérida. Su geografía es totalmente espectacular y la vegetación difiere en gran medida del resto de la flora típica andina. El romanticismo y tranquilidad del páramo contrasta fuertemente con las emociones intensas que se viven en las montañas. Cuentan los profesionales de este deporte que éste lugar está entre los 10 mejores del mundo para vuelos de disfrute y tandem. Su impresionante desnivel de 960 metros sumado a las espectaculares vistas confieren a este paraje una zona única para practicar el parapente, sin mencionar lo más importante, que son sus condiciones de viento dinámico.  Volando en tandem. Parapente en Tierra Negra. Merida. Venezuela. La montaña está ubicada al oeste de Mérida. Su geografía es totalmente espectacular y la vegetación difiere en gran medida del resto de la flora típica andina. El romanticismo y tranquilidad del páramo contrasta fuertemente con las emociones intensas que se viven en las montañas. Cuentan los profesionales de este deporte que éste lugar está entre los 10 mejores del mundo para vuelos de disfrute y tandem. Su impresionante desnivel de 960 metros sumado a las espectaculares vistas confieren a este paraje una zona única para practicar el parapente, sin mencionar lo más importante, que son sus condiciones de viento dinámico.  Volando en tandem. Parapente en Tierra Negra. Merida. Venezuela. La montaña está ubicada al oeste de Mérida. Su geografía es totalmente espectacular y la vegetación difiere en gran medida del resto de la flora típica andina. El romanticismo y tranquilidad del páramo contrasta fuertemente con las emociones intensas que se viven en las montañas. Cuentan los profesionales de este deporte que éste lugar está entre los 10 mejores del mundo para vuelos de disfrute y tandem. Su impresionante desnivel de 960 metros sumado a las espectaculares vistas confieren a este paraje una zona única para practicar el parapente, sin mencionar lo más importante, que son sus condiciones de viento dinámico.
     
Algunos aficionados se acercan para ver volar los parapentes.  Parapente en Tierra Negra.  Venezuela. Uno a uno los parapentes fueron descendiendo por el valle. La suavidad con que planeaban era asombrosa. Los curiosos se habían colocado en lugares estratégicos de la ladera desde donde se podía divisar todo el espectáculo. Algunas familias estaban al completo, y sus hijos de corta edad eran los que más disfrutaban, eso sí, sin acabar de entender todas las explicaciones que sus padres les estaban dando sobre como un hombre podía mantenerse en el cielo tanto rato sin llegar a caerse. Para las gentes de Mérida este idílico paraje resultaba un lugar cautivador donde poder pasar el rato unidos merendando, mientras las vistas iban cambiando minuto a minuto como si de una película se tratase. Algunos aficionados se acercan para ver volar los parapentes.  Parapente en Tierra Negra.  Venezuela. Uno a uno los parapentes fueron descendiendo por el valle. La suavidad con que planeaban era asombrosa. Los curiosos se habían colocado en lugares estratégicos de la ladera desde donde se podía divisar todo el espectáculo. Algunas familias estaban al completo, y sus hijos de corta edad eran los que más disfrutaban, eso sí, sin acabar de entender todas las explicaciones que sus padres les estaban dando sobre como un hombre podía mantenerse en el cielo tanto rato sin llegar a caerse. Para las gentes de Mérida este idílico paraje resultaba un lugar cautivador donde poder pasar el rato unidos merendando, mientras las vistas iban cambiando minuto a minuto como si de una película se tratase. Volando en tandem. Parapente en Tierra Negra. Merida. Venezuela. La indumentaria de los artistas de este deporte impresionaba sobremanera. Los monos multicolor conjuntaban perfectamente con el color de las telas de sus velas. El casco cubría totalmente sus cabezas, dejando al descubierto únicamente la circunferencia de sus ojos. Era de lo más parecido a los astronautas que salen al espacio. La explicación era lógica, por una parte el casco era un elemento clave para la seguridad y, por otra parte, el mono amortiguaba el viento y las frías temperaturas en el aire. De repente me vi ataviado con un casco negro en la cabeza, un arnés y atado mediante varias cuerdas con mosquetones a Oswaldo. La tensión era extrema. El parapente, que era de un color amarillo limón, ya estaba totalmente desplegado. Sus extremos se movían con virulencia, como si tuviesen prisa por empezar a volar.
     
Algunos aficionados se acercan para ver volar los parapentes.  Parapente en Tierra Negra.  Venezuela. Uno a uno los parapentes fueron descendiendo por el valle. La suavidad con que planeaban era asombrosa. Los curiosos se habían colocado en lugares estratégicos de la ladera desde donde se podía divisar todo el espectáculo. Algunas familias estaban al completo, y sus hijos de corta edad eran los que más disfrutaban, eso sí, sin acabar de entender todas las explicaciones que sus padres les estaban dando sobre como un hombre podía mantenerse en el cielo tanto rato sin llegar a caerse. Para las gentes de Mérida este idílico paraje resultaba un lugar cautivador donde poder pasar el rato unidos merendando, mientras las vistas iban cambiando minuto a minuto como si de una película se tratase. La indumentaria de los artistas de este deporte impresionaba sobremanera. Los monos multicolor conjuntaban perfectamente con el color de las telas de sus velas. El casco cubría totalmente sus cabezas, dejando al descubierto únicamente la circunferencia de sus ojos. Era de lo más parecido a los astronautas que salen al espacio. La explicación era lógica, por una parte el casco era un elemento clave para la seguridad y, por otra parte, el mono amortiguaba el viento y las frías temperaturas en el aire. De repente me vi ataviado con un casco negro en la cabeza, un arnés y atado mediante varias cuerdas con mosquetones a Oswaldo. La tensión era extrema. El parapente, que era de un color amarillo limón, ya estaba totalmente desplegado. Sus extremos se movían con virulencia, como si tuviesen prisa por empezar a volar.   Monitor para vuelos en tandem. Parapente en Tierra Negra. Venezuela.  El viento soplaba con fuerza, o eso era lo que a mi me parecía. Al menos seis personas nos sujetaban a tierra firme para que no pudiéramos salir volando en un momento inapropiado. Mientras, el aire intentaba arrancarnos del suelo para llevarnos junto a él.     “Ya te puedes sentar y ponerte cómodo” me dijo Oswaldo, “el despegue ha sido todo un éxito”. El cielo estaba cada vez más borracho de nubes y yo me afianzaba con fuerza a las cuerdas. Las vistas desde allá arriba eran todavía más espléndidas que desde donde habíamos iniciado el vuelo. Entrábamos y salíamos de las nubes como si de un espejismo se tratara.   Mientras planeábamos por el aire otros parapentes se cruzaban en nuestro camino, era como si se tratase de una carretera aérea. Me sentía embrujado por el entorno y aquella sensación de pavor que había tenido momentos antes del despegue se había convertido en fascinación y admiración. No tenía ganas de descender, juro que me hubiese quedado horas y horas imitando el vuelo de las aves en ese poético cielo venezolano. De Loma Redonda a Pico Espejo. Teleférico de Mérida.  Venezuela. El teleférico de Mérida es el más largo y el que mayor altura alcanza en todo el mundo. En la actualidad están realizándose obras de mejora y se prevé que vuelva a funcionar a partir del verano del 2011. Parte de la misma ciudad a 1600m y llega hasta los 4765m, desplazándose en cuatro tramos a lo largo de 12,5 kilómetros. En cada tramo es fácil observar como la vegetación va cambiando paulatinamente, pasando del bosque a la flora típica del páramo para acabar en un paisaje totalmente cubierto por las nieves, a escasos dos kilómetros del Pico Bolívar (5007m), la montaña más alta de Venezuela.
     
De Loma Redonda a Pico Espejo. Teleférico de Mérida.  Venezuela. El teleférico de Mérida es el más largo y el que mayor altura alcanza en todo el mundo. En la actualidad están realizándose obras de mejora y se prevé que vuelva a funcionar a partir del verano del 2011. Parte de la misma ciudad a 1600m y llega hasta los 4765m, desplazándose en cuatro tramos a lo largo de 12,5 kilómetros. En cada tramo es fácil observar como la vegetación va cambiando paulatinamente, pasando del bosque a la flora típica del páramo para acabar en un paisaje totalmente cubierto por las nieves, a escasos dos kilómetros del Pico Bolívar (5007m), la montaña más alta de Venezuela. Pico Espejo, ultima estación. 4765 metros. Teleférico de Mérida. Venezuela. El teleférico de Mérida es el más largo y el que mayor altura alcanza en todo el mundo. En la actualidad están realizándose obras de mejora y se prevé que vuelva a funcionar a partir del verano del 2011. Parte de la misma ciudad a 1600m y llega hasta los 4765m, desplazándose en cuatro tramos a lo largo de 12,5 kilómetros. En cada tramo es fácil observar como la vegetación va cambiando paulatinamente, pasando del bosque a la flora típica del páramo para acabar en un paisaje totalmente cubierto por las nieves, a escasos dos kilómetros del Pico Bolívar (5007m), la montaña más alta de Venezuela. Pico Espejo, ultima estación. 4765 metros. Teleférico de Mérida. Venezuela. La cabina se detiene en su último tramo y el frío comienza a hacer mella entre todos los presentes. La nieve y  la niebla desdibujan una típica postal navideña cuando escasamente dos horas antes había estado en manga corta con un sol radiante. Merodeo por los alrededores todo lo que mi cuerpo puede aguantar sin ropa de invierno y vuelvo hasta el teleférico para regresar hasta la tercera fase, Loma Redonda, que es dónde empieza mi trekking hasta el pequeño pueblecito de Los Nevados. Comienzo lentamente el descenso por tortuosos y serpenteantes caminos que me llevarán desde los 4045m a los 2700m.
     
Ruta a caballo desde la estación del teleférico de Loma Redonda al pueblo de Los Nevados.  Venezuela. La cabina se detiene en su último tramo y el frío comienza a hacer mella entre todos los presentes. La nieve y  la niebla desdibujan una típica postal navideña cuando escasamente dos horas antes había estado en manga corta con un sol radiante. Merodeo por los alrededores todo lo que mi cuerpo puede aguantar sin ropa de invierno y vuelvo hasta el teleférico para regresar hasta la tercera fase, Loma Redonda, que es dónde empieza mi trekking hasta el pequeño pueblecito de Los Nevados. Comienzo lentamente el descenso por tortuosos y serpenteantes caminos que me llevarán desde los 4045m a los 2700m. Flor del frailejón. Paisaje montañoso entre la estación del teleférico de Loma Redonda al pueblo de Los Nevados.  Venezuela. La cabina se detiene en su último tramo y el frío comienza a hacer mella entre todos los presentes. La nieve y  la niebla desdibujan una típica postal navideña cuando escasamente dos horas antes había estado en manga corta con un sol radiante. Merodeo por los alrededores todo lo que mi cuerpo puede aguantar sin ropa de invierno y vuelvo hasta el teleférico para regresar hasta la tercera fase, Loma Redonda, que es dónde empieza mi trekking hasta el pequeño pueblecito de Los Nevados. Comienzo lentamente el descenso por tortuosos y serpenteantes caminos que me llevarán desde los 4045m a los 2700m. Flor del frailejón. Paisaje montañoso entre la estación del teleférico de Loma Redonda al pueblo de Los Nevados.  Venezuela. Varios excursionistas que vuelven de regreso se cruzan en mi camino. Van provistos de caballos o mulas, ya que, tanto a pie del funicular como en el pueblo, es posible alquilarlos si no tenemos la forma física adecuada para esta caminata de cinco horas. El paisaje montañoso me cautiva por su abrumadora belleza, en la que destaca sobre todo el contraste del color cobrizo del páramo con amarillo de los frailejones. Esta planta típica andina, de flor parecida a la margarita, es de la familia de las compuestas y florece hacia el mes de Septiembre inundando el páramo de un color dorado intenso. El camino es largo y atraviesa varios riachuelos que transportan las gélidas aguas de las montañas cercanas hacia las planicies.
     
Paisaje montañoso entre la estación del teleférico de Loma Redonda al pueblo de Los Nevados.  Venezuela. Varios excursionistas que vuelven de regreso se cruzan en mi camino. Van provistos de caballos o mulas, ya que, tanto a pie del funicular como en el pueblo, es posible alquilarlos si no tenemos la forma física adecuada para esta caminata de cinco horas. El paisaje montañoso me cautiva por su abrumadora belleza, en la que destaca sobre todo el contraste del color cobrizo del páramo con amarillo de los frailejones. Esta planta típica andina, de flor parecida a la margarita, es de la familia de las compuestas y florece hacia el mes de Septiembre inundando el páramo de un color dorado intenso. El camino es largo y atraviesa varios riachuelos que transportan las gélidas aguas de las montañas cercanas hacia las planicies. Paisaje montañoso entre la estación del teleférico de Loma Redonda al pueblo de Los Nevados.  Venezuela. Varios excursionistas que vuelven de regreso se cruzan en mi camino. Van provistos de caballos o mulas, ya que, tanto a pie del funicular como en el pueblo, es posible alquilarlos si no tenemos la forma física adecuada para esta caminata de cinco horas. El paisaje montañoso me cautiva por su abrumadora belleza, en la que destaca sobre todo el contraste del color cobrizo del páramo con amarillo de los frailejones. Esta planta típica andina, de flor parecida a la margarita, es de la familia de las compuestas y florece hacia el mes de Septiembre inundando el páramo de un color dorado intenso. El camino es largo y atraviesa varios riachuelos que transportan las gélidas aguas de las montañas cercanas hacia las planicies. Iglesia y alrededores. Los Nevados.  Venezuela. Varios excursionistas que vuelven de regreso se cruzan en mi camino. Van provistos de caballos o mulas, ya que, tanto a pie del funicular como en el pueblo, es posible alquilarlos si no tenemos la forma física adecuada para esta caminata de cinco horas. El paisaje montañoso me cautiva por su abrumadora belleza, en la que destaca sobre todo el contraste del color cobrizo del páramo con amarillo de los frailejones. Esta planta típica andina, de flor parecida a la margarita, es de la familia de las compuestas y florece hacia el mes de Septiembre inundando el páramo de un color dorado intenso. El camino es largo y atraviesa varios riachuelos que transportan las gélidas aguas de las montañas cercanas hacia las planicies.
     
Iglesia y alrededores. Los Nevados.  Venezuela. Medio kilómetro antes de llegar escucho el grito de una persona sin entender muy bien lo que dice. Al poco tiempo otro alarido en la letanía contesta al primero y entiendo que mi vista esta siendo anunciada como hacían los indios en épocas remotas. Los tejados de las primeras casas comienzan a vislumbrarse. Por fin he llegado a Los Nevados. Busto dedicado a Simón Bolivar. Los Nevados. Venezuela. Medio kilómetro antes de llegar escucho el grito de una persona sin entender muy bien lo que dice. Al poco tiempo otro alarido en la letanía contesta al primero y entiendo que mi vista esta siendo anunciada como hacían los indios en épocas remotas. Los tejados de las primeras casas comienzan a vislumbrarse. Por fin he llegado a Los Nevados. Vistas generales del cementerio del pueblo de Los Nevados. 2700 metros.  Venezuela. Medio kilómetro antes de llegar escucho el grito de una persona sin entender muy bien lo que dice. Al poco tiempo otro alarido en la letanía contesta al primero y entiendo que mi vista esta siendo anunciada como hacían los indios en épocas remotas. Los tejados de las primeras casas comienzan a vislumbrarse. Por fin he llegado a Los Nevados.
     
Típicas calles del pueblo de Los Nevados. Venezuela. Medio kilómetro antes de llegar escucho el grito de una persona sin entender muy bien lo que dice. Al poco tiempo otro alarido en la letanía contesta al primero y entiendo que mi vista esta siendo anunciada como hacían los indios en épocas remotas. Los tejados de las primeras casas comienzan a vislumbrarse. Por fin he llegado a Los Nevados. Típicas calles del pueblo de Los Nevados. Venezuela. Medio kilómetro antes de llegar escucho el grito de una persona sin entender muy bien lo que dice. Al poco tiempo otro alarido en la letanía contesta al primero y entiendo que mi vista esta siendo anunciada como hacían los indios en épocas remotas. Los tejados de las primeras casas comienzan a vislumbrarse. Por fin he llegado a Los Nevados. Típicas calles del pueblo de Los Nevados. Venezuela. Medio kilómetro antes de llegar escucho el grito de una persona sin entender muy bien lo que dice. Al poco tiempo otro alarido en la letanía contesta al primero y entiendo que mi vista esta siendo anunciada como hacían los indios en épocas remotas. Los tejados de las primeras casas comienzan a vislumbrarse. Por fin he llegado a Los Nevados.
 

 

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