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Texto y Fotos: Sergi Reboredo
Más de doce ríos serpentean por el Estado de Mérida transportando las gélidas aguas de las montañas entre valles estrechos y angostos cañones a las plácidas lagunas de la planicie. Es tal la belleza y la poesía que incluso ha servido de fuente de inspiración a los más importantes escritores y artistas venezolanos. Es como si el paisaje fuera una metáfora de la tierra en la que las diferencias radican en la más absoluta armonía.
La ciudad está ubicada en la parte Occidental de Venezuela, con una extensión de 11300 km y una población de unas 800.000 personas. Sus habitantes se distinguen por ser personas agradables y en su rostro se percibe rápidamente esa amabilidad que los hace diferentes. Su altitud es de 1640 metros sobre el nivel del mar, y dicen que por ese motivo, al estar tan cerca del cielo, su carácter no puede ser sino afable.
TREKKING DESDE EL TELEFÉRICO MAS ALTO DEL MUNDO.
Después de casi doce horas viajando en un autobús los huesos parecen que vayan a romperse uno a uno al volver a incorporarte. Cacaras había quedado atrás y la ciudad de Mérida me daba la bienvenida. Tenía el tiempo justo para encontrar una pensión donde instalar todos los cachivaches que no utilizaría en mi visita a las cumbres más altas del país, ya que había reservado plaza en el teleférico para ese mismo día y a las doce dejaba de funcionar. Me instalé rápidamente sin apenas fijarme en la decoración de la habitación. En apenas media hora estaba subido en la primera cabina que me transportaría hasta las cubres nevadas. El teleférico de Mérida es el más largo y el que mayor altura alcanza en todo el mundo. En la actualidad están realizándose obras de mejora y se prevé que vuelva a funcionar a partir del verano del 2011. Parte de la misma ciudad a 1600m y llega hasta los 4765m, desplazándose en cuatro tramos a lo largo de 12,5 kilómetros. En cada tramo es fácil observar como la vegetación va cambiando paulatinamente, pasando del bosque a la flora típica del páramo para acabar en un paisaje totalmente cubierto por las nieves, a escasos dos kilómetros del Pico Bolívar (5007m), la montaña más alta de Venezuela. La cabina se detiene en su último tramo y el frío comienza a hacer mella entre todos los presentes. La nieve y la niebla desdibujan una típica postal navideña cuando escasamente dos horas antes había estado en manga corta con un sol radiante. Merodeo por los alrededores todo lo que mi cuerpo puede aguantar sin ropa de invierno y vuelvo hasta el teleférico para regresar hasta la tercera fase, Loma Redonda, que es dónde empieza mi trekking hasta el pequeño pueblecito de Los Nevados. Comienzo lentamente el descenso por tortuosos y serpenteantes caminos que me llevarán desde los 4045m a los 2700m. Varios excursionistas que vuelven de regreso se cruzan en mi camino. Van provistos de caballos o mulas, ya que, tanto a pie del funicular como en el pueblo, es posible alquilarlos si no tenemos la forma física adecuada para esta caminata de cinco horas. El paisaje montañoso me cautiva por su abrumadora belleza, en la que destaca sobre todo el contraste del color cobrizo del páramo con amarillo de los frailejones. Esta planta típica andina, de flor parecida a la margarita, es de la familia de las compuestas y florece hacia el mes de Septiembre inundando el páramo de un color dorado intenso. El camino es largo y atraviesa varios riachuelos que transportan las gélidas aguas de las montañas cercanas hacia las planicies. Medio kilómetro antes de llegar escucho el grito de una persona sin entender muy bien lo que dice. Al poco tiempo otro alarido en la letanía contesta al primero y entiendo que mi vista esta siendo anunciada como hacían los indios en épocas remotas. Los tejados de las primeras casas comienzan a vislumbrarse. Por fin he llegado a Los Nevados. Está atardeciendo y solo pienso en una cosa, en descansar placidamente. El día siguiente lo aprovecho para pasear por este pequeño pueblecito de casas blancas y gente afable. Una calle principal adoquinada divide al pueblo en dos mitades y termina en una plaza donde se encuentra la iglesia construida en 1917, la cual se divisa desde cualquier punto en la lejanía. En la misma plaza un busto de Simón Bolívar nos recuerda a los turistas quien fue el libertador de América Latina.
LOS ALEROS, UN VIAJE A LOS ANDES DE LOS AÑOS 30.
Mi intención de redescubrir como vivían antiguamente los andinos venezolanos me lleva a una obligada visita al Parque Temático "Los Aleros", situado en un marco de belleza incomparable entre ríos que ondulan en los verdes valles de las montañas de Mérida. Está ubicado a tan sólo veinticinco kilómetros de la ciudad, a 2.150 metros de altitud sobre el nivel del mar y ocupa una extensión de 8 hectáreas.
Lo primero que me llama la atención al entrar dentro del parque es que los bolívares que he estado utilizando durante todo el viaje ya no me sirven. Aquí todo se paga en morocotas, la moneda que se utilizaba antiguamente en esta zona, y una sucursal bancaria se dedica al cambio de moneda para ir habituándonos. Con estas monedas de oro y plata uno empieza a adentrarse en otra época. En la gasolinera de la época se surten los antiguos autobuses del pueblo, en el molino de piedra del año 1880 se elabora auténtica harina de trigo, y mientras, la gente se pasea con atuendos de época ocupados en sus quehaceres diarios. La Iglesia de Los Aleros constituye una réplica exacta de las que existieron en los Andes durante los años 30. Complementan la hermosa construcción un campanario con mirador, desde el cual se divisa todo el poblado, y la Casa Parroquial. Los andinos se pasean a caballo por la plaza central del pueblo mientras las mujeres recogen la leña para tener el horno siempre apunto. Es como haber vuelto al siglo pasado.
TIERRA NEGRA, LAS MONTAÑAS MÁGICAS DE MÉRIDA
Esa misma tarde salgo del centro de Mérida después de comer. La idea es hacer parapente en una montaña cercana. Después de 45 minutos de tortuoso recorrido, por fin habíamos llegado a Las González o al lugar más comúnmente llamado Tierra Negra. Nadie supo explicarme el porqué de este nombre, pero la cuestión es que la tierra no era ni mucho menos de color negra, sino de un tono rojo cobrizo que contrastaba enormemente con el azul electrizante del cielo. Nos encontrábamos en una enorme planicie a 1700 metros sobre el nivel del mar con unas fabulosas vistas del valle y del río Chama.
La montaña está ubicada al oeste de Mérida. Su geografía es totalmente espectacular y la vegetación difiere en gran medida del resto de la flora típica andina. El romanticismo y tranquilidad del páramo contrasta fuertemente con las emociones intensas que se viven en las montañas. Cuentan los profesionales de este deporte que éste lugar está entre los 10 mejores del mundo para vuelos de disfrute y tandem. Su impresionante desnivel de 960 metros sumado a las espectaculares vistas confieren a este paraje una zona única para practicar el parapente, sin mencionar lo más importante, que son sus condiciones de viento dinámico.
Uno a uno los parapentes fueron descendiendo por el valle. La suavidad con que planeaban era asombrosa. Los curiosos se habían colocado en lugares estratégicos de la ladera desde donde se podía divisar todo el espectáculo. Algunas familias estaban al completo, y sus hijos de corta edad eran los que más disfrutaban, eso sí, sin acabar de entender todas las explicaciones que sus padres les estaban dando sobre como un hombre podía mantenerse en el cielo tanto rato sin llegar a caerse. Para las gentes de Mérida este idílico paraje resultaba un lugar cautivador donde poder pasar el rato unidos merendando, mientras las vistas iban cambiando minuto a minuto como si de una película se tratase.La indumentaria de los artistas de este deporte impresionaba sobremanera. Los monos multicolor conjuntaban perfectamente con el color de las telas de sus velas. El casco cubría totalmente sus cabezas, dejando al descubierto únicamente la circunferencia de sus ojos. Era de lo más parecido a los astronautas que salen al espacio. La explicación era lógica, por una parte el casco era un elemento clave para la seguridad y, por otra parte, el mono amortiguaba el viento y las frías temperaturas en el aire.
De repente me vi ataviado con un casco negro en la cabeza, un arnés y atado mediante varias cuerdas con mosquetones a Oswaldo. La tensión era extrema. El parapente, que era de un color amarillo limón, ya estaba totalmente desplegado. Sus extremos se movían con virulencia, como si tuviesen prisa por empezar a volar.
El viento soplaba con fuerza, o eso era lo que a mi me parecía. Al menos seis personas nos sujetaban a tierra firme para que no pudiéramos salir volando en un momento inapropiado. Mientras, el aire intentaba arrancarnos del suelo para llevarnos junto a él.
"Ya te puedes sentar y ponerte cómodo" me dijo Oswaldo, "el despegue ha sido todo un éxito". El cielo estaba cada vez más borracho de nubes y yo me afianzaba con fuerza a las cuerdas. Las vistas desde allá arriba eran todavía más espléndidas que desde donde habíamos iniciado el vuelo. Entrábamos y salíamos de las nubes como si de un espejismo se tratara.
Mientras planeábamos por el aire otros parapentes se cruzaban en nuestro camino, era como si se tratase de una carretera aérea. Me sentía embrujado por el entorno y aquella sensación de pavor que había tenido momentos antes del despegue se había convertido en fascinación y admiración. No tenía ganas de descender, juro que me hubiese quedado horas y horas imitando el vuelo de las aves en ese poético cielo venezolano.
LAGUNA NEGRA
Mi viaje por Mérida concluye con una visita a la zona Norte próxima a Apartaderos. Una carretera solitaria en medio del páramo me lleva a Pico el Águila. Mi intención es poder observar al Cóndor Andino en acción. Estoy de surte, a pocos metros de mi despliega sus alas el ave voladora más grande del mundo. Es todo un espectáculo ver como planea en círculo buscando algún animal muerto. Prosigo mi viaje hacia el Centro de Visitantes Faustino Díaz, lugar donde es posible aparcar el coche y recabar toda la información actualizada del Parque Nacional Sierra Nevada. Caminando desde aquí, en apenas diez minutos, aparece ante mi la Laguna Mucubají, el lago de origen glaciar más grande del lugar, aunque mi intención es llegar hasta la Laguna Negra. Se encuentra a tan solo dos horas caminando o una hora si elijo explorar la zona alquilando un caballo. Desde la lejanía y rodeado de frailejones observo la niebla que envuelve la Laguna Victoria. Un buen rato después por fin llego a la Laguna Negra. El lugar se tiñe de misterio debido al color siempre oscuro de sus aguas, lo cual es debido al reflejo de la densa vegetación verde oscura en la superficie del agua. Todos los presentes guardamos un silencio sepulcral, como temiendo romper el encantador hechizo en el que nos encontramos sumidos, siendo conscientes de que estamos en el lugar más hermoso que hayamos podido imaginar.
GUIA DEL VIAJERO MERIDA .
COMO IR
Varias compañías vuelan hasta la capital de Venezuela, entre ellas Air Europa, Tap, Air France y Alitalia. Una vez en Caracas lo más práctico y económico es coger un bus directamente hasta Mérida, que cuesta de 12 a 20 euros dependiendo de si es clase turista o primera clase. La duración del trayecto es de unas 12 horas. Los que dispongan de un mayor presupuesto tienen la opción de volar hasta el pequeño aeropuerto de Mérida situado a 2 kilómetros al sudoeste de la ciudad. Una vez en Mérida para llegar a Los Aleros podemos coger el Por Puestos que sale de la esquina de la Calle 19 y la Avenida 4 o bien si disponemos de coche dirigirnos por la carretera que lleva hasta Mucuchíes. El Teleférico parte de la misma ciudad, al final de la calle 24, y para acceder al Páramo del Norte lo haremos a través de la carretera Trasandina dirección Apartaderos.
QUÉ SE DEBE SABER
Formalidades de entrada. Los ciudadanos españoles necesitan tener el pasaporte en regla con una validez de seis meses. Para estancias inferiores a 90 días no es necesario ningún tipo de visado. El consulado de Venezuela en Madrid está situado en la calle Apolunio Morales, 3 (TEL. 91 353 2991), y el Consulado de Barcelona en la Plaza Urquinaona, 6 piso 6 oficina. 6A (TEL. 93 342 7155).
Cuando ir. Mérida disfruta de un clima agradable con una temperatura media que ronda los 19 grados, sin embargo ésta varía considerablemente entre la noche y el día. El periodo más seco corresponde a los meses comprendidos entre Diciembre y Marzo, y el resto del año corresponde a la época de lluvias. Al ser un clima agradable la temporada turística se prolonga el año entero. Hay que tener en cuenta que la temperatura en las cimas montañosas varía considerablemente a la de la ciudad.
Moneda. La moneda oficial de Venezuela es el bolívar fuerte VEF. Hay billetes de 5, 10, 20, 50, 100, 500, 1000, 2000, 5000 y 10.000, y monedas de 1, 5, 10, 12½, 25 y 50 centavos y de 1 bolívar fuerte, siendo el cambio de unos 4,289 bolívares fuertes por dólar, es decir, que por cada euro nos dan algo menos de 5,82 bolívares fuertes. La mejor opción es llegar a Caracas con dólares o euros, ya que los cheques de viaje son contados los lugares que los aceptan, añadiendo a esto un cambio más desfavorable. Las tarjetas de crédito son válidas en algunos hoteles y tiendas. La mejor opción para cambiar dinero es el mercado negro, en el que se puede conseguir sin grandes esfuerzos el doble de efectivo que en las casas de cambio. Hay que regatear, y los cambistas suelen estar en estaciones de autobús y aeropuertos, aunque algunos negocios enfocados hacia el turista también cambian a buen precio.
Precauciones Sanitarias. Si bien no hay ninguna vacuna obligatoria es recomendable estar vacunado de la fiebre amarilla y la hepatitis A, así como acudir a los centros de vacunación exterior donde nos pueden aconsejar en cada caso que vacunas necesitamos para cada zona en concreto y cual es el mejor repelente de mosquitos, lo cual nos será de gran ayuda. No se debe beber agua de los ríos, y la fruta es necesario pelarla.Que llevar. Siempre ropa ligera, que se pueda lavar y secar muy fácilmente, unas zapatillas deportivas, las sandalias, unas buenas gafas de sol, y una gorra. No hay que olvidar que algunas tardes le da por llover, y un chubasquero plegable nos puede sacar de un apuro. Por las noches refresca el clima y es muy aconsejable llevar manga larga. Para subir en el teleférico es muy conveniente llevar ropa de abrigo ya que en esas altitudes es normal que incluso esté nevado.
QUÉ SE DEBE VER
LOS NEVADOS. Pequeño pueblecito andino situado al sur de Mérida. Su recóndita situación invita a una excursión desde la tercera fase del teleférico más alto y largo del mundo. En un trekking de cinco horas bajaremos de los 4045m a los 2700m, aunque también posible realizar dicho recorrido alquilando un caballo en uno de los dos extremos.
LOS ALEROS. Parque temático que nos descubre como era la vida en los andes hace un siglo, pudiendo incluso saborear la cocina andina tradicional. Es un lugar perfecto para acudir en familia o con niños.
LAGUNA NEGRA Y ALREDEDORES. Es un lugar magnifico para realizar tanto excursiones a pie como a caballo. Existen en la zona más de cuarenta lagunas de origen glaciar entre las que destacan La Laguna Negra, Laguna Mucubají y Laguna Victoria. No muy lejos, en los alrededores de Pico El Águila, es posible divisar al Cóndor Andino.
DONDE DORMIR
MERIDA.
Posada las Heroínas. Calle 24 No 8-95, cercano al parque Las Heroínas. Es la posada más popular entre los mochileros ya que el ambiente resulta muy familiar.
Hotel Belensate. Urbanización La Hacienda, 2 km al sudoeste del aeropuerto. Es uno de los hoteles más lujoso de la ciudad. Está ubicado en una vieja hacienda rodeado de vegetación y bellísimos jardines. Dispone de todas las comodidades. www.hotelbelensate.com
LOS NEVADOS.
Posada Bella Vista. Casa típica de pueblo andino con techos de tejas, corredores bajitos, barandas de troncos y flores por todas partes. Comida abundante a base de platos suculentos como las arepitas de trigo, guisos caseros, truchas recién pescadas, etc. La atención de la señora Dulce es exquisita.
QUE COMPRAR
Si las compras dentro del Parque Temático Los Aleros nos saben a poco, uno de los mejores lugares donde adquirir artesanía local es el Mercado Principal, ya que ofrece gran cantidad y variedad de objetos. En la Plaza Las Heroínas también muchas tiendas que se dedican a los artículos de artesanía. Cestas, carteras, trabajos elaborados en madera así como collares pueden los objetos con los que sorprender a quien no ha podido acompañarnos en el viaje.