Nueve de las once especies de tortugas marinas que existen en el mundo arriban a las costas de México y cuatro del total tienen como destino las playas del litoral de Oaxaca, donde anidan y se reproducen, y donde se encuentra el único centro de investigación, conservación y vigilancia de tortugas marinas del mundo.  Las tortugas marinas saben elegir. La Costa de Oaxaca es un paraíso donde concurren bahías aún vírgenes, hoteles de superlujo, lagunas con mangles, playas deportivas, pueblos idílicos de pescadores y campos de golf. En estas costas, antaño animadas por las naves que buscaban el oro del Perú o las sedas de la China, cargadas de leyendas y tesoros, el turismo no ha hecho más que despegar. Desde Bahías de Huatulco hasta Puerto Escondido se encuentra uno de los últimos paraísos del Pacífico, dispuesto a acoger a quienes quieran descubrirlo.  Los dos Lunes del Cerro (el primero y su octava), la Guelaguetza comienza en el auditorio con el desfile de las chirimías, marmotas, gigantes y cabezudos, que precede al paso de la mujer modesta de Oaxaca, la mujer de los mercados, la china oaxaqueña y su expresión musical más típica: el jarabe del Valle. Sigue la sucesión de representantes regionales, con sus incomparables trajes típicos y danzas populares. El ofrecimiento de los bailes concluye con la Danza de la Pluma, música y danza que recuerdan la lucha del indígena con el conquistador español. Al término de cada danza, las delegaciones lanzan al público sus productos típicos, y, cuando finaliza totalmente el acto, los asistentes suelen disfrutar de las trompadas, pepitorias, gollorías, cocadas, turrones y alegrías que ofrecen vendedores ambulantes por las laderas del Cerro.