El Zócalo, hoy, sigue siendo, además de una de las plazas más hermosas de México, el centro de la vida en Oaxaca. Las arcadas que sujetan el Palacio de Gobierno y los edificios anexos alojan restaurantes, terrazas, portales y cafeterías. Desde primera hora de la mañana ya hay gente platicando en las mesitas, a la sombra de los enormes laureles de la India. La conversación se suele acompañar, según el momento, con chocolate para sopear, café de olla (hervido con canela y azúcar de caña), mezcal con limón y sal de gusanito, tequila, zumos o excelente cerveza. No resulta raro que se asomen por la plaza yerberos, eloteros, sanadores, vendedores de chapulines, artesanos diversos o pulsadores. Los yerberos ofrecen albahaca, estrella de mar y nuez moscada; los sanadores mitigan el insomnio con floripondio y los pulsadores curan el susto y la pérdida del alma. Según Elliot Weinberger, traductor al inglés de Octavio Paz, el Zócalo de Oaxaca es el lugar ideal para no hacer nada.  • Día de Muertos 1 y 2 de noviembre En todos los cementerios de la ciudad, las tumbas de los difuntos son decoradas vistosamente con flores. En las casas se colocan altares con ofrendas florales, frutas y comidas; no ha de faltar el mezcal, el cigarro o cualquier otro regalo al gusto del familiar desaparecido, porque se piensa que el Día de Muertos los espíritus de éstos rinden visita y toman la esencia de las ofrendas.  • Virgen de Juquila 8 de diciembre (Santa Catarina Juquila) La Virgen es una pequeña imagen que perteneció a Fray Jordán de Santa Catalina y éste la donó a un indígena natural de Amialtepec en donde comenzó el culto a esta imagen de la Virgen. La fiesta que se celebra en honor a ella es una gran feria popular.