• Alebrijes Los alebrijes son figuras de animales imaginarios vivamente coloreados y trabajados en madera de copalillo. Cada pieza es altamente original y suele llevar la firma de su creador, porque es única e irrepetible. Un artesano de la localidad de Arrazola, Manuel Jiménez, fue el precursor de esta artesanía, hace más de treinta años, cuando de sus manos empezaron a surgir iguanas transformadas en dragones o armadillos vestidos con el arco iris. Entre los jóvenes creadores de alebrijes que ahora destacan se encuentran Arsenio e Irene Morales, Alvaro Obregón, Claudio Ojeda, Andrés y Miguel Ramírez y José Santiago. La población más especializada en la producción de alebrijes es Arrazola, que se encuentra muy cerca de Oaxaca por la carretera que conduce a Zaachila. Otras poblaciones que también trabajan la madera en creaciones muy originales son La Unión Tejalapan y San Martín Tilcajete.  Los templos de Oaxaca son los más suntuosos del sur de México. La imagen de la patrona de la ciudad, María Santísima de la Soledad, llegó a sostener una corona de oro puro que llevaba, incrustrados, seiscientos brillantes y esmeraldas. La Catedral posee catorce capillas laterales de singular riqueza. Y luego están La Merced, San Agustín, San Francisco, la iglesia de la Sangre de Cristo, San Felipe, Santa Mónica y tantos otros que la ciudad bien parece Salamanca, por la profusión de iglesias. Pero el parecido con la capital castellana se acaba en el número. A la singularidad del barroco mexicano de los interiores se añade la originalidad de las fachadas, recortadas por temor a los seísmos y levantadas, en su mayor parte, en piedra verde de cantería; de ahí que algunos hayan llamado a Oaxaca la ciudad de los templos verdes y que todos se maravillen con el color jaspeado que adquieren las iglesias tras una buena tarde de lluvia, a poco que colabore el sol.  Reflejo del Estado, la ciudad cuenta en sus museos con muchos de los más valiosos tesoros regionales, entre los que destacan las joyas de la Tumba 7 de Monte Albán. Goza, también, de la mejor representación de la pintura oaxaqueña, encumbrada internacionalmente por la obra de Rufino Tamayo, Rodolfo Morales y Francisco Toledo, y, a través de sus mercados, exhibe y difunde una de las más ricas y variadas producciones artesanales de México.