Al declive de la cultura zapoteca siguió el auge de la mixteca, desplazada, a su vez, por el empuje de los aztecas, sin que ninguna llegara a extinguirse por completo. Cuando los españoles llegaron a Oaxaca se encontraron con un mosaico de culturas extendido sobre un territorio agreste y habitado por pueblos cuya vida venía dada por el cumplimiento de sus ritos y tradiciones. En 1524, Hernán Cortés se queja por carta al Rey de España del freno hallado en Oaxaca a su empeño conquistador. "Esta tierra --dice, refiriéndose a los valles ocupados por mixtecas y zapotecas-- es tan montañosa que no puede ser cruzada ni siquiera a pie." En cuanto a sus gentes, Cortés relata que envió por dos veces tropas contra los indígenas, "pero fueron incapaces de hallar victoria porque sus guerreros eran muy fieros y bien armados". Pocos años después, Cortés, hechizado por Oaxaca, confesaría su pasión por las mismas tierras que le parecieron ásperas y salvajes. "Bendito sea Dios que me permitió conocer estos lugares", dijo el español, quien obtuvo del Rey, para sí mismo, el marquesado del Valle de Oaxaca.  • San Sebastián Abasolo Al sudeste del Valle de Oaxaca, por la Carretera 190. La localidad cuenta con un bello templo del siglo XVIII dedicado a San Sebastián Mártir. Las dos festividades mayores celebran al Santo del mismo nombre, el día 20 de enero, y a la Virgen de la Asunción, el 15 de agosto.  • Santa Cruz Papalutla Se llega tomando la Carretera Federal 190 con destino al Istmo, luego siga a la izquierda por el desvío que atraviesa el poblado de San Sebastián Abasolo. En la población destaca el templo de la Santa Cruz, que data del siglo XVII. El Tourist Yú’ù del lugar está decorado con imágenes de mariposas, debido a que el nombre de la localidad, Papalutla, significa originalmente "campo lleno de mariposas".