Cerca de la capital, la Ciudad de Oaxaca, se levanta el árbol vivo más antiguo del mundo: el Arbol del Tule, un sabino que mide 42 metros de perímetro y sobrepasa los 2. 000 años de edad. El árbol ha sido testigo de gran parte de la historia de Oaxaca. Apenas comenzaba para Occidente la era cristiana cuando en Monte Albán ya se alzaba un emporio cultural de primer orden, una ciudad habitada por sabios, guerreros, astrónomos y agricultores que regía los destinos de las gentes de las nubes, más tarde conocidas, en lengua náhuatl, como zapotecas. Los zapotecas creían que el mundo estaba gobernado por una fuerza suprema sin principio ni fin, incognoscible y todopoderosa. La máxima divinidad, el hombre y la naturaleza formaban una unidad indisoluble y sus relaciones debían ser de mutuo respeto, equilibrio y agradecimiento. Un calendario solar de 365 días marcaba el paso de los años y las estaciones, mientras que otro calendario, ritual, de 260 días, codificaba las claves de la vida y los períodos en que el mundo se destruía y renovaba, como sacudido por un fuego cósmico purificador.  • Benito Juárez Esta población se encuentra al noreste de la Ciudad de Oaxaca, en un terreno montañoso, accidentado y abrupto, y ofrece al visitante un hermoso paisaje natural. Desde un paraje denominado El Mirador se pueden admirar los Valles Centrales y el Pico de Orizaba. En la misma comarca se encuentra Guelatao, el pueblo donde nació Benito Juárez.