Essaouira. La labor que desempeñan estos pescadores, es un trabajo manual, casi artesanal, en unas condiciones muy complicadas. Porque el Océano Atlántico no recibe precisamente con una sonrisa a quienes en él se adentran a despojarle de sus alegres y sabrosos habitantes. En pequeños cascarones, bajo un sol abrasador y una sal marina que ante la ausencia de cualquier protección siempre se cobra su factura en forma de llagas que curten la piel y también el alma. Verles trabajar es un placer para la vista. No se azuzan entre ellos ni conocen la prisa, pero cada uno tiene su papel que desempeñan con esmero y todos juntos parecen una gran familia donde los pescados de la mar son sus primos hermanos y las gaviotas su animal de compañía.