Otro de los dulces típicos belgas son los gofres. Hay tres variedades de gofres belgas: el gofre blando, que se come frío, el gofre de Bruselas que se come caliente y el gofre de Lieja, ciudad en la que se elaboró por primera vez este dulce. Cuenta la leyenda que lo inventó en el siglo XVIII uno de los cocineros del príncipe de Lieja. Los waffels, nombre con el que se conocen a los gofres en el país, los puedes encontrar en muchas tiendas y puestos de la ciudad. El de Bruselas es más grueso y ligero, te los sirven acompañados con nata, chocolate, vainilla, frutas (generalmente plátano y fresas) o con bolas de helado, eso ya va a gusto del consumidor. Mi preferido es el de chocolate con plátano y fresas; está delicioso.  En las inmediaciones del Manneken Pis están los mejores locales para comer gofres (por su relación calidad/precio). Recomiendo el que se encuentra al lado del niño meón, es fácil encontrarlo porque cerca del local hay el típico armatoste por cuyo agujero superior puedes meter la cabeza y hacerte la foto con el cuerpo del niño meón. UN GOFRE CON VAINILLA A 1,85 EUROS