Pequeñas cabañas agolpadas en el margen de uno de los afluyentes del Amazonas a unos 40 kilómetros de Iquitos cerca del pueblo de Indiana.En la actualidad, a pesar de la disminución de la población, los nativos siguen viviendo en los bosques lluviosos americanos, aunque prácticamente todos se han visto afectados por el mundo exterior. En lugar de utilizar su vestimenta tradicional con taparrabos, la mayoría de los amerindios utiliza ropas occidentales y muchos usan ollas de metal, cacerolas y otros utensilios en su vida cotidiana. Algunos grupos hacen artesanías para venderlas a los turistas que llegan con las embarcaciones, mientras que otros realizan viajes rutinarios a la ciudad para traer comida y mercancía para vender. Casi ningún grupo nativo depende por completo de la cacería nómada tradicional, ni de la colecta de vegetales silvestres. Los cultivos, junto con la cacería, la colecta de vegetales silvestres y la pesca, les sirven como una fuente de alimento complementaria. Normalmente las familias tienen dos huertos: uno pequeño con varios tipos de plantas y un cultivo más grande, que puede abarcar una superficie de una hectárea con plantaciones de plátano, mandioca o arroz. Estas plantaciones se han sembrado con la práctica tradicional de tumba, roza y quema, un método para limpiar el bosque que no es del todo perjudicial para el hábitat, si se lleva a cabo de la manera tradicional.En la actualidad, casi ningún amerindio del bosque vive de un modo completamente tradicional. Quizás sólo unos cuantos grupos pequeños de la cuenca del Amazonas pueden hacerlo. Uno de ellos, los Tageri (parte del grupo de los Waorani), se encuentra severamente amenazado por el desarrollo petrolero de Ecuador. Su situación se ha vuelto una batalla internacional entre ecologistas, defensores de los derechos humanos, el gobierno y la industria petrolera.Los movimientos sociales de los indígenas americanos han alcanzado el mayor nivel de organización que existe en cualquier bosque lluvioso. La formación de organizaciones étnicas es una manera que los indígenas tienen para protegerse, al igual que a su cultura y sus recursos naturales. Los amerindios han enfrentado una larga y amarga batalla en contra del cambio de uso de suelo en su tierra, y en la actualidad estas organizaciones monitorean las incursiones de los forasteros a sus tierras. El Consejo Misionero Indigenista (CIMI), reportó que las invasiones por taladores y mineros a las reservas indígenas brasileñas han aumentado desde mediados de la década de los 90. Los taladores irrumpen cada día más en tierras indígenas en busca de caoba, cuya extracción está actualmente prohibida en Brasil. A finales de la década de los 90 y a principios del 2000, el choque entre los indígenas, taladores, mineros y petroleros recibió atención de la prensa occidental. La lucha vigente entre los Yanomani (Brasil y Venezuela) y miles de mineros de baja escala conocidos como "garimpeiros" (Brasil), recibió especial atención.