CAN TUNIS BARCELONA DRUGS. Eugenia Juarez atiende una sobredosis en la fuergoneta de MSF. Susan han muerto. Fue la primera persona con la cual hablé allá distendiamente, de tú a tú. Fue tras el 11 de Septiembre. “Yo a los americanos les tengo miedo, son capaces de cualquier cosa. Ellos pensaban que estaban a salvo y ahora se han dado cuenta de su impotencia, puede ser terrible, terrible....”. Lo sabia, bien por propia experiencia, no en vano ella era americana y lo explicaba con la misma voz que utiliza Stanley  Laurel, en las películas de “El Gordo y el Flaco”, un castellano gansoso, que se recreaba en las cavidades nasales, y acababa por tener unas resonancias casi cómicas, como si hablara en falsete. Tenia todavía rasgos de belleza, aunque yo asistí en primera línea a su ultimo irreparable deterioro, y poseía la distinción natural de las ladys, que han aprendido a tomar el té con limón y a leer libros buenos desde pequeñitas. Era una más, pero no era un cualquiera, tenía clase, una clase innata, que destacaba  incluso en medio de aquel estercolero y aquellos desechos humanos, irradiaba algo,  una fuerza interior. Al hablar una vez y otra con ella, hice un gran descubrimiento. Los drogaditcos, no son tontos, todo lo contrario suelen personas sensibles, muy inteligentes. El hallazgo me produjo grandes controversias. “¿Cómo pueden ser inteligentes personas que se autodestruyen?”, solían responder mis interlocutores. Susan era la respuesta, pero eso pocos, muy pocos lo sabían.