CAN TUNIS BARCELONA DRUGS. Uno de los usuarios de pincha al otro un cinquillo. En la pared pone Agustin... El comité de recepción, de bienvenida está formado por miembros de la Policía Nacional, en traje de faena, el despliegue de efectivos es impresionante, en moto, a pie, a caballo, en coches patrulla o en vehículos camuflados. En  ocasiones, incluso realizan el trabajo previo, en las propias paradas del autobús. Es como cazar moscas en un panal de rica miel, cuando llega el autobús, todo el mundo sale corriendo, tratando de evitar el encuentro con los agentes, la cacería, son como hormigas, queriendo zafarse de prisa, como animales cogidos en una trampa. Es muy sencillo. Se forma una tupida red, y se va seleccionado, más tarde ó más temprano todo pasaremos por este control, esta frontera infranqueable, esa aduana. Hay que enseñar la documentación, sobre todo por la cosa de las órdenes de  búsqueda y captura, o la falta de permisos de residencia. Después hay que abrir las bolsas, vaciar los bolsillos y poner las manos sobre el coche patrulla. Sobre todo buscan los objetos robados, fácilmente intercambiables por papelinas, o las armas. Las fuerzas del orden, van merodeando por todas partes, pero nunca se meten en el poblado gitano, ¡vaya casualidad!.  Hay una especie de pacto no escrito, según el cual no se acercan a los furgones de las ONGs, pero ello no ha evitado que en más de una ocasión se les hayan cruzado los cables e incluso hayan pedido la documentación a los propios voluntarios.  No es frecuente, pero en ocasiones se escapa alguna hostia, en estas circunstancias, las consecuencias pueden ser inerranables.