CAN TUNIS BARCELONA DRUGS La droga se mezcla en el culo de una lata de cocacola y con el agua de un charco. A las tres y media, y hasta las cinco y media, hemos abierto la parada, debajo de un puente de la Ronda del Litoral. Este era nuestro destino, Can Tunis, y aquella su patria. Uno de esos terrenos baldíos, muertos de desencanto que quedan por ejemplo, al lado de las vías, cuando el tren llega a las proximidades de una gran ciudad, atravesando suburbios inequívocamente grises. Así es aquello, una vegetación de maleza baja, en medio de un descampado abierto a los cuatro vientos que lo asolan, atrapado entre las dependencias portuarias con una montaña de containers como toda línea del horizonte, un nudo de autopistas y ferrocarriles, el poblado de casas, habitado por familias de etnia gitana, que van a derribar para ampliar el puerto, todo bajo la presencia imponente de un cementerio.