Petra, el desierto de Wadi Rum, Jerash, los arrecifes coralinos del mar Rojo o la tranquilidad sedante del mar Muerto y unas comunicaciones mas que aceptables, debía ser justificación suficiente para que este país estuviese plagado de turistas. Pero los conflictos políticos y militares de las naciones vecinas reducen enormemente el número de visitantes del país. Por otro lado, hacen que el visitante no sienta el agobio del turismo de masas. Jordania, país en vías de desarrollo pero pobre en recursos naturales, posee una economía más equilibrada que la de sus vecinos árabes: agricultura, minería, turismo y una industria, que empieza a iniciarse, son los pilares de este país. Aunque existe otro pilar oculto en el desarrollo de Jordania: las divisas de la emigración. La apuesta jordana por el turismo se basa en unos precios adecuados y unos servicios en constante mejora, que unidos a la amabilidad y hospitalidad de sus gentes aseguran un futuro prometedor a este pilar de su economía.