Cuando cae el sol, el ambiente se hace más calmado y el aire está pleno de religiosidad. Una mujer arroja en un árbol perfume hecho con las hojas de "trois parole" (tres palabras) para la buena suerte, mientras reza con las manos juntas y da vueltas alrededor del tronco. Cerca de la cascada, hombres y mujeres venden velas, cordones azules y blancos que representan a los loas e imágenes de la Virgen de los Milagros. Los tambores tocan ritmos sincopados, y algunas personas entran en trance, hablando en voz alta y moviéndose frenéticamente. Más allá de los estereotipos, que describen al Vudú como pura magia negra, rituales con muñecas, sacrificios de animales y muertos vivientes, ésta es básicamente una religión pacífica, en la que los ritos constituyen una experiencia mística para los iniciados.