Una joven devota ha sido poseída por un Iwa, o espíritu. Existen multitud de Iwas, como por ejemplo Baron, al que se le conoce también como Baron Samedi. Es el espíritu de los muertos y el guardián de los cementerios. De sus poderes dependen por igual la procreación de los vivos y la putrefacción de los muertos y se representa como un esqueleto tocando con sombrero de copa, bastón y capa púrpura. Se le suele ofrendar con gallos negros, ron, puros y café y su equivalente podría ser San Gerardo.