Los feligreses y adeptos comienzan desde muy temprana edad. En la foto una madre sostiene a su hija mientras la pequeña está en trance poseida por uno de los multiples espiritus vudús. Mujeres y hombres de todas las edades y clases sociales se bañan y rezan para purificar y limpiar su cuerpo. Para alcanzar la cascada los fieles deben atravesar varias escarpaduras de piedra caliza. El contacto con el agua representa el momento culminante, pero anteriormente a que esto suceda, los que aguardan pueden contemplar cómo algunos de sus amigos se mueven imitando el movimiento de las serpientes: han sido poseídos por la diosa africana Damballah-Wedo. El agua cae con una fuerza tremenda, de forma que no es raro advertir que algunos que se colocan debajo de la cascada dejan que su ropa sea arrancada literalmente a pedazos.