CAN TUNIS BARCELONA DRUGS. Cristina Silvente de MSF prepara jeringuillas nuevas. Es como un pueblo de pescadores del sur, con sus tonos pastel en las paredes, sus mesas debajo de un cañizo, mientras unos cuantos juegan al parchís, y los usuarios van y vienen entre los perros y los niños que les miran con evidente cara de asco.  Son dos mundos distintos, dos líneas paralelas, que coexisten pero que no se mezclan, que jamas se juntan. Nadie se inmuta. Basilio, recrimina a unos mozalbetes que no continuaran en la escuela, y estos lucen  los distintivos de la marca de penda deportiva Nike, pero no en las camisetas, ni en los chandals, sino como joyas, como collares de oro. Quien más y quien menos va enjoyado hasta en los entresijos del alma.  El Ayuntamiento se ha vendido tan ricamente el espacio que ocupan sus casas, al puerto para que este haga la ampliación de un aparcamiento de los containers y a cambio les ofrece ocho millones a cada una de las ciento y pico familias. Nos enseñan una vivienda, está resplandeciente, más limpia que los chorros del agua, es casi como un duplex, una cosa impresionante. “¿Dónde voy a encontrar una cosa igual, por ocho millones, en donde?”. Las cámaras de televisión recogen las declaraciones de Basilio y de los gitanos.  “A ver si haceis algo por nosotros”, me dicen un gitano de pelo rizado, y mirada brillante, “Aquí hay buenos y malos, pero no todos somos malos. Porque haya alguna manzana podrida, no quiere decir que todo el saco lo esté. Aquí somos más limpios que  en muchas partes, ¿porque nosotros no podemos ir a vivir a cualquier sitio?, ¿porqué, porque somos gitanos?”. Cuando le explico que mi abuela era gitana, responde: “Es lo mejor que te podía haber pasado en tu vida ”.No tengo muchas dudas al respecto. “¿Ves este chaval?, este chaval –su hijo- juega en el Barça. Si señor en el Barça C y es de Can Tunis, ¿qué pasa si llega a ser una figura?, pues que será una estrella del Barça nacido en Can Tnuis. El chico baja la mirada con disimulo, y yo le deseo toda la suerte del mundo.