CAN TUNIS BARCELONA DRUGS Bajo el puente de la Ronda de Litoral un bidon de agua sirve para que la gente pueda asearse y beber agua. Esta este otro caballero, alto y bien trajeado, que nos pide dinero para acudir a una pensión. Pero dinero, precisamente dinero, es lo único que no llevamos. Estaba en un centro de rehabilitación en Zaragoza y le echaron porque dijo que “antes de irme haré daño a alguien”. Una tontería, una verdadera tontería según el mismo reconoce, pero ahora una gitana le ha fiado una “papelina”. “¿Dónde voy a ir?, ¿a dónde?. Conocí a mi madre cuando yo tenía dieciocho años, ahora está en Mallorca, cumpliendo condena por tráfico de drogas”.  	Y está Pedro, que acaba de salir de la cárcel. Antiguo legionario se ha pasado un año, por el hurto de una “mariconera” a un turista alemán. “Es que la vi allá, tan fácil”, naturalmente le pillaron. 	En la cárcel es horroroso. Porque la misma administración que promueve en TV3, la famosa “Marató”, con el efecto de recoger fondos en la lucha contra el SIDA, es la misma que se niega al reparto de jeringuillas entre la población reclusa, con un elevado número de drogodependientes. Las agujas para inyectarse son reutilizadas en las cárceles catalanas, alquiladas entre diez y quince mil pesetas, por cuarenta o más personas, con el riesgo evidente de contagio.