Monjes y peregrinos junto al templo Jokhang. Lhasa. Es imposible no dejarse arrastrar por la extraordinaria marea humana del Barkhor, que no es un monumentos, sino un kora que avanza en el sentido de las agujas del reloj alrededor del templo de Jokhang. Parece poseer una especie de gravedad mística y espiritual que atrae irremisiblemente a todo visitante que se acerque a menos de 50m , e incluso lo invita a repetir el circuito entero una vez más.