La Catedral de San Vito es la catedral más importante de Praga y uno de sus monumentos más significativos. Se encuentra en el interior del Castillo de Praga.  Su construcción comenzó en 1344 por orden de Juan de Luxemburgo y, tras varias épocas y arquitectos diferentes, se terminó finalmente en los siglos XIX y XX. La Catedral de San Vito abrió sus puertas al público a finales de 1929. La catedral alberga la tumba de Wenceslao IV (El rey bueno), las Joyas de la Corona, y es el lugar de coronación de los reyes de Bohemia. En 1419 se interrumpieron los trabajos a causa de la rebelión husita. Los husitas, contrarios a la veneración de los santos y a las muestras de opulencia propias de la Iglesia católica, saquearon la catedral e hicieron coronar al rey Segismundo en el nuevo templo. En 1485 la corte volvió al Castillo de Praga y se empezó a restaurar la Catedral. Se construyó un nuevo Oratorio Real, obra de Hans Spiesz, símbolo de la soberanía del rey, que se terminó en 1490. Las escenas de la leyenda de San Wenceslao se concluyeron en 1509 para la coronación del rey Luis Jagellon. En 1526 Fernando I de Habsburgo se convirtió en el primer Habsburgo coronado como rey de Bohemia. De esta época data la Galería de la Música, obra de Bonifacio Wolmut, de estilo manierista, con bóvedas neogóticas, así como la capilla de San Adalberto que posteriormente fue destruida. En 1566 Maximiliano II de Habsburgo encargó el Panteón Real dedicado a la Casa de Habsburgo y a sus predecesores en el trono de Bohemia, se terminó en 1589. El 23 de mayo de 1618 se produjo la defenestración de Praga, que daría comienzo a la Guerra de los Treinta Años. En 1619 los radicales calvinistas causaron grandes desperfectos en la catedral que tuvo que volver a consagrarse en febrero de 1621, después de la derrota checa en la batalla de la Montaña Blanca. Gaspar Bechteler talló los relieves de madera que commemoran la defenestración y sus consecuencias. En 1644 Leopoldo Guillem, obispo de Olomue, hizo restaurar un candelabro románico de la capìlla de San Juan Bautista que, supuestamente, procedía del Templo de Jerusalén. Con la llegada del barroco, el emperador Leopoldo I de Habsburgo colocó la primera piedra de una nave diseñada por Giovanni Domenico Orsi, pero las obras tuvieron que interrumpirse en 1675 por falta de presupuesto. De la misma forma fracasó el proyecto de Johann F. Schor. De esta época datan las estatuas de los santos patronos checos que hay en la capilla de San Juan de Nepomuceno, obra de Rinaldo Ranzoni, el retablo de San Segismundo de Frantisek Weis y la tumba de San Juan de Nepomuceno, obra maestra de Antonio Corradini. En 1844, Václav M. Pesina pidió que se acabara la catedral, hecho que no ocurriría hasta 1839 al constituirse una Sociedad que se interesó en ello. En 1862 Josef’O Kranner empezó los trabajos restaurando el presbiterio del que eliminó gran parte de los añadidos barrocos. Con motivo del retorno a Praga de las Joyas de la Corona Checa, se reformó la Cámara de la Corona; paralelamente se finalizaron las obras de la bóveda principal y de la fachada Oeste. El 28 de diciembre de 1929 se abrió al público la catedral totalmente acabada.