Edificio del gran teatro convertido hoy en día en Opera Nacional de Montpellier en la Place de la Comédie.  Dinámica Occitana. En el siglo XVIII, los muros de la ciudad medieval fueron reemplazados por avenidas y plazas. El centro neurálgico de Montpellier está en la Plaza de la Comédie, con la fuente de Las Tres Gracias y el edificio parisino de la Opéra-Comédie. Para llegar al barrio más moderno de Antigone, hay que atravesar el Poligone, la zona comercial. Al final del Medioevo, Montpellier estaba encerrada por fortificaciones y comenzaba a asfixiarse. A nadie le importaba pero –casi como un símbolo– crecían pinos desde una de las torres, bautizada La Tour des Pins. En esa época, el doctor Nostradamus, recibido en la universidad de esa misma ciudad, curaba con plantas medicinales, ayudado por la astrología. En una de sus tantas predicciones, habría dicho que Montpellier desaparecería cuando los pinos de la torre, ya viejos, se cayeran. Sin embargo, tiempo después, el doctor murió; y los pinos, cuyas raíces arruinaban el edificio, fueron reemplazados por cipreses. Es por eso que, a pesar de Nostradamus, Montpellier –floreciente capital de la región de Languedoc-Roussillon– sigue en pie, en el sur de Francia, a tres horas veinte de París en el tren de alta velocidad. Los automóviles están prohibidos en el Ecusson, el centro medieval de la ciudad, uno de los espacios peatonales más grandes de Europa. En las calles laberínticas, el oído urbano trata de adaptarse al silencio. Y la promiscuidad de estos espacios medievales, con sus hábitos contemporáneos, aumenta el desconcierto. Una soprano ensaya una ópera de Verdi, el sonido de una batería sale de un sótano protegido, alguien duerme con fondo de Chopin. Con el paso del tiempo, el Ecusson vivió transformaciones arquitectónicas que el tejido medieval incorporó sin violencia. Una antigüedad reciclada, con edificios que parecen caerse a pedazos: parte del encanto. Las puertas de entrada, de un metro de altura, están siempre abiertas. Las escaleras caracol son angostas y no están iluminadas. Los alquileres, aquí, son los más caros.