Vinos de Languedoc-Rosellón. Los dos viñedos constituyen una de las áreas vinícolas más antiguas, junto con la Provenza. Los vinos del Languedoc-Rosellón, considerados durante mucho tiempo como vinos de calidad inferior, conocen, desde la llegada de los vinos varietales (comercializados en su mayor parte bajo el nombre vin de pays d'Oc) en los años 1980, una renovación de su popularidad entre los consumidores. Investigaciones modernas han acabado prácticamente por demostrar que el vino espumoso más antiguo del mundo es la Blanquette de Limoux, más antigua incluso que el Champán. La diversidad de esta región, amplio terruño que alberga cerca de un 40% del viñedo francés, proviene tanto de los suelos y de los climas como de las denominaciones (34 en total) y de las cepas. Gracias a la iniciativa de jóvenes viñadores, los vinos ganaron mucho en calidad, al ofrecer más elegancia y finura. Los vinos del Languedoc son tintos o rosados y provienen de cepas como Carignan noir, Cinsault, Mourvèdre, Cournoise (o Aubun), Grenaches noir y rouge, Oeillade, Syrah y Terret noir, así como de cepas secundarias admitidas, pero que no sobrepasan el 15%.