Hawi es el pueblo más norteño. Sus casas de madera pintadas en colores atrevidos te transforman a una atmósfera de los años setenta, cuando el pueblo era un lugar prospero dedicado en pleno a la caña de azúcar. Big Island.  Los trozos blancos de coral que el agua azul turquesa ha arrastrado a la orilla, se contraponen al negro de las piedras volcánicas sobre las cuales crecen las palmeras por doquier. No muy lejos de aquí, a unos diez kilómetros al sur se encuentra el Pu’ukohola Heiau Nacional Historic Site, el lugar donde Kamehameha I construyó el último templo de la isla antes de conseguir toda la unificación. Se trataba de un lugar dedicado a Kuka’ilimoku, el dios de la guerra de su familia. En la actualidad, en el mes de Agosto se recrean ceremonias tradicionales, aunque también es posible encontrar a diario jóvenes turistas jurando una hipotética constitución en la que se comprometen a respetar el lugar y la naturaleza.