En Simien no sólo habitan los babuinos Gelada. También es territorio propicio para otras dos especies endémicas: el chacal de Simien y el íbice de Abisinia, una cabra montesa de poderosa cornamenta. De éstos, mucho más cautos, no vimos ninguno. Los babuinos, sin embargo, nos acompañaron durante casi todo el recorrido. No es de extrañar, teniendo en cuenta que aquí viven casi 8.000. A veces los veías, despiojándose con parsimonia en solidaria hermandad, otras los intuías y, a menudo, escuchabas sólo sus gruñidos guturales. El macho dominante dirigía la orquesta (los babuinos son tremendamente gregarios y están habituados a seguir al jefe de la manada). Alzado sobre sus patas traseras, se encaramaba a una piedra desplegando toda su autoridad ante sus congéneres y, de paso, auscultaba nuestros movimientos y nos recordaba que estábamos en su territorio.  Gelada hembra. Los geladas viven en pequeños grupos compuestos por un macho, varias hembras y sus crías. Estas pequeñas bandas se unen con otras para alimentarse, formando grupos de hasta 350 individuos. Ocasionalmente se ha visto reunidos a más de 650 geladas alimentándose, formando subgrupos más pequeños entre ellos dentro de ese conjunto. Los geladas se alimentan preferentemente de hierbas, comiéndose la planta entera, incluidas semillas, raíces y tallos. Tienen los pulgares oponibles más desarrollados de los monos del Viejo Mundo, lo que les permite separar con gran destreza las hierbas para encontrar las partes más nutritivas. Se sabe que también comen fruta en alguna ocasión. A pesar de que no se les considera una especie amenazada, se cree que sólo existen unos 50-60.000 geladas. La caza y la destrucción de su hábitat han forzado a los geladas a penetrar en las áreas habitadas por los papiones oliva y se han observado casos de hibridación entre ambos grupos. Además, en la parte más al sur de la meseta de Amhara, los geladas machos son muertos cada dos años para utilizar sus melenas en las ceremonias de bienvenida a la madurez. La pérdida de la mayor parte de la población de machos adultos de forma regular ha trastornado la estabilidad poblacional de la especie.