Uno de los típicos autobuses de Etiopia atiborrados de personas y de todo aquello que se puede transportar. Bajo nuestro punto de vista es la mejor forma de vivir el país, pero también debemos decir que es bastante dura, debido principalmente a que los trayectos se hacen inacabables (por ejemplo, en el circuito norte hay recorridos que suponen dos días de viaje). Los autobuses siempre suelen salir alrededor de las 6 ó 7 h. de la mañana y normalmente nunca circulan más allá de las 18 h., ya que se evita la conducción de noche. Para trayectos largos aconsejamos seguir fielmente la ceremonia del autobús: antes de nada es conveniente comprar el billete el día anterior (hasta las 18 h.), aunque los asientos no son numerados e, incluso, se venden más plazas de las que realmente hay. Por esta razón se debe ir a la terminal de autobuses a las 5 de la mañana, entrar en el recinto de la estación antes de que lo hagan los etíopes (la puerta de acceso está cerrada hasta las 5'30 h. pero a los extranjeros se les permite entrar antes de esa hora), dirigirnos al autobús asignado (el billete suele indicar el nº de autobús) y colocarse delante de la puerta a esperar que la abren y permitan el acceso al autobús (a veces podremos entrar inmediatamente, con el autobús todavía vacío, y escoger el asiento que queramos). Sí llegamos a la estación justo en el momento de abrirse las puertas o con posterioridad a este momento tendremos pocas posibilidades de conseguir un asiento, y en cualquier caso no podremos escoger el sitio. Para hacerse una idea de lo que suele pasar en una estación de autobuses etíope cuando se abren las puertas imaginaos la apertura de puertas de El Corte Inglés el primer día de rebajas. No hay compasión de ningún tipo: abuelos, mujeres con niños, y todo el mundo en general, se lanza a una carrera loca para conseguir un sitio. Etiopía es uno de los poquísimos países africanos dónde no se permite ir gente de pie o sentada en el pasillo del autobús, y ésto suele ser respetado porqué hay vigilancia policial en las carreteras para hacer cumplir la ley. Por tanto, todo el que viaja en el autobús debe tener un asiento. En los trayectos largos se suele parar al menos para el desayuno y la comida (un máximo de 20-30 minutos). En trayectos de dos días se para al final del primer día en algún pueblo intermedio a conveniencia del conductor, dónde deberemos buscar algún sitio para dormir. No es demasiado difícil encontrar algún hotel, pero debemos ser conscientes de que son muy básicos. Los autobuses etíopes no son demasiado confortables, especialmente después de unas cuántas horas de viaje. Además, por alguna extraña razón, los etíopes son muy reacios a abrir las ventanas, aunque el calor y/o olor dentro del autobús sean asfixiantes. Esto, unido a la altura y los trayectos sinuosos, hace que algunos pasajeros se mareen a menudo (de aquí que sea habitual verlos oliendo un limón durante buena parte del viaje para intentar evitar el mareo).