Retrato de una joven vendedora de souvenirs junto al monasterio de Debram Maryam en el Lago Tana. Este lago, es el más grande de los lagos etíopes con 85 km de largo, 65 de ancho y una profundidad de aproximadamente de 14 metros. Salpican el lago más de 37 islas y en su orillas se encuentran las penínsulas de Gorgorá, Mendabba y Zeghe(la más próxima y la más visitada por su proximidad a la ciudad). Evidentemente, la visita a los monasterios que se encuentran dentro de este lago, es el motivo más importante, pero también para los amantes de la naturaleza y sobre todo para los ornitólogos pues tendrán la oportunidad de ver cigueñas, garzas, águilas, loros y así hasta 823 de las cuales 16 especies son endémicas de Etiopía; también en ocasiones se pueden ver cocodrilos e hipopótamos aunque yo os tengo que decir que no observé nada. Las islas albergan más de 20 monasterios cristianos de los siglos XIII y XIV, y algunos atesoran verdaderas obras de arte, manuscritos, reliquias e impresionantes pinturas. Lo que menos me gusta, es que en muchos de ellos sólo se permite la entrada a los hombres. El transporte por el lago, se efectúa en pequeñas lanchas a motor que se pueden alquilar en los embarcaderos y negociar el precio en función de los monasterios a visitar. También es habitual el poder observar a los pescadores navegar con sus artesanales barcas hechas de hojas de papiro llamadas “tankwas”, cuyo diseño puede que tenga más de mil años de antigüedad.