Lo que un día fue un pueblo de pescadores sumamente pobres, en la que desafortunados leprosos paseaban sus apagados cuerpos por una hermosa playa es hoy en día uno de los principales centros turísticos de la isla de Bali, en Indonesia. Se dice que la zona, además de albergar a enfermos de lepra, estaba maldecida por la magia negra que se practicaba en la ciudad. Y así fue que pasaron los años y con ellos las penurias del pueblo. Y así fue que nuevos aires llegaron y con ellos la prosperidad de un pueblo que empezó a mirar a sus visitantes como un posible potencial de desarrollo. La blancura de su arena, lo turquesa de su mar y los colores que se funden en su cielo durante los atardeceres, fue el imán que atrapó las ansias de los viajeros por conocer una playa de belleza igualable al paraíso. Exótica en toda la extensión de la palabra y en toda su extensión territorial, Kuta es una ciudad ubicada al sur de la isla de Bali, la que posee una extensa playa -ocho kilómetros- alojamiento de todo tipo y para todos los bolsillos, variados restaurantes y multitud de bares. Una visita a Bali sin darse una vuelta por esta magnifica playa es algo imperdonable. La atmósfera relajante producida por sus olas, sumado a la calidez de su gente, transforman a esta playa en una de las mejores de todo el planeta. La playa de Kuta nos permite realizar actividades tan variadas como observar una romántica puesta de sol luego de un relajante baño en sus tibias aguas, degustar de la excelente gastronomía local, disfrutar de la vida nocturna en las discotecas circundantes o practicar el surf. Esta playa es especialmente conocida y visitada por los amantes de este deporte, quienes encuentran en su mar, olas perfectas -de hasta tres metros- para miles de piruetas y acrobacias. Sus aguas no son solo inundadas por surfistas -la mayoría australianos- sino también por tiburones, quienes circulan por sus aguas pacíficamente sin atacar humano alguno. La vida nocturna de la playa es otro punto a resaltar, tanto por la gran infraestructura que ofrece a los viajeros diversión asegurada, como por la alegría y camaradería de la gente local y visitante.