Casi un centenar de ''okupas'' protestan por el derribo de ''El Palomar'' en Barcelona  Barcelona. (EFE).- Casi un centenar de jóvenes se han concentrado esta mañana frente a la antigua casa de "El Palomar", en el barrio de Sant Andreu de Barcelona, para protestar por su desalojo policial y el posterior derribo del inmueble por orden del Ayuntamiento.  Los concentrados han recogido restos de la demolición del edificio y los han trasladado en carritos de supermercado hasta la sede del distrito del barrio, donde los han dejado en el centro de la plaza frente a un grupo de efectivos de la guardia urbana.  Un miembro de la asamblea de "okupas", Albert Martinez, ha explicado que este acto de protesta pretendía "simbolizar nuestra protesta por el derribo", puesto que "el interés del ayuntamiento apareció a partir del proyecto especulativo de la constructora".  Para los "okupas", los intereses económicos han prevalecido sobre los intereses sociales, ya que, según el mismo portavoz, "el ayuntamiento ha dicho que esto es una actuación para beneficiar un bien público, la ampliación del vial, y basta con ver el cartel de promoción de pisos que hay puesto en el mismo solar".  Martínez ha advertido que "los espacios alternativos como El Palomar, que organizan actividades que no tienen cabida en los espacios institucionales, van a seguir existiendo a pesar de la intención de la administración de echarnos de los que estamos ocupando". "Las respuestas a los desalojos son nuevas ocupaciones y por los tanto es un pez que se come la cola", ha añadido.  Esta antigua fabrica ahora propiedad del ayuntamiento de la ciudad había sido "okupada" hace cinco años y precisamente este fin de semana los jóvenes "okupas" tenían previsto celebrar el quinto aniversario de su llegada al edificio.
     
     
     
     
     
     
     
     
     
     
Las cadenas despedazadas por un globo azul de fantasía que pintan la fachada del edificio okupado de La Carboneria, en la Esquerra de l'Eixample de Barcelona, se volvieron a ensamblar ayer por imperativo judicial. Los Mossos desalojaron al mediodía el emblemático edificio que desde 2008 albergaba un centro social autogestionado por los propios okupas. "Mientras la gente se queda sin trabajo y sin hogar, vosotros os dedicáis a desalojar una casa que hace cosas buenas por los demás", les reprochaba una mujer, entre llantos, a los mossos desplegados ante La Carboneria. En un amplísimo dispositivo policial en el que participaron decenas de antidisturbios, bomberos y hasta un helicóptero policial, los agentes ejecutaron en poco más de tres horas la orden judicial de desalojo que había solicitado el propietario del edificio, Barcklays Bank.
     
El nivel de organización de los okupas de Barcelona es bastante alto. Disponen de dos órganos de actuación a escala general (la Asamblea y la Oficina) y han elaborado dos documentos de utilidad para el colectivo: una especie de "manual del buen okupa", con toda clase de consejos para que la ocupación se efectúe con garantías jurídicas; y su Biblia particular, la Carta de medidas contra la violencia inmobiliaria. Los constantes desalojos -en algún caso, de centros elevados a la categoría de mito- no han logrado frenar a los okupas. "Tienen que darse cuenta de que la solución no es policial", se atreve a decir Martínez. Frente al nuevo pulso que se plantea en Can Ricart, el alcalde de Barcelona, Jordi Hereu, ya ha dicho que no negociará con una "política de hechos consumados". Es decir, que no hará concesiones a los okupas-artistas mientras sigan ocupando el recinto fabril. De momento, allí siguen.