EL PAIS SERGI PAMIES
Rastros de rostros en un prado rojo (y negro) relata así a través de entrevistas fruto un tenaz trabajo de investigación, cómo aquellas gentes desalojadas para no mancillar la imagen de la ciudad para la Expo «pronto se aunaron para que aquel recóndito e inhóspito rincón fuera suyo».
     
     
     
Conocido popularmente como la masia por el histórico edificio del mismo nombre que el barrio que le dio origen, la zona de su entorno tiene una sucesión de cuevas naturales junto a un riachuelo que siempre baja seco. En ellas han creado su hogar un grupo de heroinómanos deteriorados por el consumo, que se separa poco de sus suministradores. Dos veces a la semana la asociación Àmbit Prevenció aparca una de sus furgonetas de asistencia para hacer intercambio de jeringuillas y atenuar los daños en el colectivo de toxicómanos.